TRAS LA LUZ | Kirishima Eijiro

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- ¿¡QUÉ?!- grité sin darme cuenta, y todos se me quedaron viendo. - ¡No puede ser, no puedo quedarme aquí 10 años!

- Pero, también nos ha dicho Uraraka que cree haber escuchado que el gobierno cambió anteayer de repente la ley de que los humanos están permitidos en este mundo, y que está prohibido hacerles cualquier daño.- siguió contando Mina.

Abrí los ojos de la sorpresa, no podía evitar sentir algo de esperanza de poder estar tranquila en este mundo sin pensar en que pueden matarme en cualquier momento si me pillasen.

- Y... y, ¿podéis confirmar ese rumor? Por favor.- dije un poco desesperada con un tono bajito.

Estaba muy nerviosa, solo quería que me dieran soluciones a estas circunstancias tan complicadas.

- Claro, pero tendríamos que volver a salir, ya que aquí no tenemos redes ni internet, y preguntarle a las personas del pueblo o estar escuchando las conversaciones que nos llamen la atención.- dijo Kirishima.

- Y si no hay Internet ni nada de eso, ¿cómo es que sabes tanto?- pregunté intrigada tras su pequeña revelación.

- Ah, pues, es que he estado investigando algo sobre los humanos, ya que me llama mucho la atención toda vuestra cultura e inventos.- respondió.

- Oh.- solté.

- Bueno, ¿salimos ya?- preguntó el pelirrojo.

- Oye... ¿hay alguna posibilidad de que pueda ir?- pregunté un poco tristona y mirando un poco de reojo a Bakugou.

No quería quedarme otra vez en esa cabaña otras cuantas horas con aquel hombre, el aburrimiento era tan grande que estaba a punto de arrancarme el pelo.

- Emm, pues no sé... es muy peligroso si en verdad el rumor es falso.- me respondió.

- ¿Y si le ponemos unas orejitas y cola?- preguntó Mina, animada al imaginarse mi físico con aquellas cosas.

- Aún si le ponemos esas cosas, su olor de humana no se irá y todos lo notarán.- añadió Bakugou.

- Jo...- solté cabizbaja.

- ¿Y por qué quieres venir?- preguntó Sero.

- Es que me aburro demasiado.- dije mirando a aquel chico rubio hombre lobo.

- Intentaremos no tardar demasiado.- dijo el pelirrojo mirándome a los ojos.

- Espera, creo que si le echamos perfume tal vez su olor de humana se tape. - añadió Mina.

- Es verdad, ¿Mina, tienes perfume aquí?

- No, pero puedo ir a mi casa en un plis plás, no está tan lejos.

- Bien, pues, te esperamos.

Acto seguido, salió la pelirosa gatuna por la puerta.

Estuvimos esperando hasta que llegó Mina con unas orejas y cola de gato más un perfume.

- Toma.- me dijo dándome las cosas para que me las pusiera.

- Oye, una preguntita. ¿Por qué tenías estas orejas y cola de gato?

- Es que... me encantan, aunque sea medio gato me encantan los rasgos que tienen, pero bueno, al menos me ha servido para algo esta compra que hice hace mucho.- dijo sonriendo.

Me las puse con ayuda de aquella chica para que no se notase que eran falsas y me puse el perfume que trajo el cual, olía muy fuerte, así que suponía que no iba a haber ningún problema.

Salimos todos de la cabaña para empezar a investigar. Decidimos ir primero a casa de unos amigos para preguntarles con más normalidad a ellos.

Nos dirigimos al centro porque vivían allí la mayoría de sus amigos.

Pudimos observar que habían un montón de guardias que normalmente, parecían buscar a alguien, y eso provocó que me escondiera un poco entre aquellas personas que conocí ayer y que me transmitían confianza.

Pero de repente, tres guardias se pusieron entre nuestro camino interrumpiéndonos.

- Disculpen jóvenes, ¿podrían separarse un poco? son un poco sospechosos al estar tan juntos y pensamos que están escondiendo a alguien.

¡Lo saben, seguro que saben que soy humana y vienen a matarme! Tenía muchísimo miedo a tal punto de que sentía ganas de llorar.

Mis amigos se tuvieron que separar así dejando espacio para que se nos viera bien a todos. Yo, intenté parecer lo más normal que podía.

Ví en la cara de un guardia sorpresa al verme y acto seguido les dio una orden a sus compañeros que se ubicaban al lado suya y me señaló.

Todo pasó tan rápido que no me dio tiempo ni a reaccionar para poder huir. Así que, dos guardias me sujetaron de los brazos evitando que me pudiera ir.

Asustada, intenté escaparme pero no tuve éxito porque me estaban reteniendo fuertemente. Y con todas esas emociones confusas que sentí no pude evitar que se me cayeran lágrimas.

- ¿QUÉ HACEN?- empezó a alterarse Kirishima, y le siguieron el resto.

- ¡Ella no ha hecho nada, no tienen por qué retenerla!- gritó enfadada Mina.

- Lo sentimos, pero tenemos órdenes del Alto Rey.- respondió uno de los guardias sereno. Mientras que uno de sus compañeros pedía refuerzos por un walkie talkie.

Toda la población que estaba paseando por el centro se quedaron quietos observando toda la escena que estaba ocurriendo.

- ¡SOLTADME!- grité lo máximo que pude por mis nervios y mis lloros.

Llegaron más guardias que se pusieron a mi alrededor evitando que las personas pudieran intervenir.

En ese momento me sentía derrotada, dejé de moverme y agaché la cabeza, llorando al pensar que este podría ser mi fin.

De repente, llegó un coche de policía pero diferente, estaba mucho más protegido. Y me metieron en los asientos de atrás a la fuerza, y una vez que consiguieron meterme cerraron la puerta rápidamente sin pensárselo dos veces.

Estuve aporreando la ventana de la puerta gritando ayuda mientras miraba a los chicos que me habían estado ayudando desde que aparecí en este mundo para que no me descubriesen. Pero se había acabado, me habían descubierto, y ya me estaban llevando a saber qué sitio para seguramente decapitarme o algo peor.

···

Después de unos buenos minutos llegamos a un castillo enorme rodeando una fuente que se encontraba en el medio de un jardín.

El guardia aparcó en frente de la puerta de aquel castillo, y vinieron más guardias para abrir la puerta trasera del coche y llevarme adentro.

Era enorme, los pasillos parecía que no tenían fin. Me llevaron escaleras arriba, estas tenían una alfombra roja.

Una vez arriba, entramos a una gran puerta, y dentro se veía al final un trono en el cual, había un hombre sentado mirándome.

- Muy bien, habéis acertado, es esta chica.- dijo el hombre sentado en aquel trono de oro.

Continuará...