Página 18

409 40 8
                                    

Al cabo de unas horas me desperté.

Me encontré a Kirishima en donde estaba cuando me dormí, al lado mío. Pero esta vez estaba despierto, y le pillé observándome.

Abrí los ojos como platos por la sorpresa. Que bien que estaba ya despierto.

Sonreí alegrada.

- Por fin despiertas, bella durmiente.- y rió.

Sonreí. - ¿Cuánto tiempo he dormido?

- Pues... Contando conque ya se ha hecho de noche, tu dirás.

- Madre mía... ¿Cómo estás?

- Bien, no tengo ningún rasguño, no entiendo cómo, pero me encuentro muy bien.

- Bueno... es que cuando cogí la corona no sentía ningún dolor, y sin querer descubrí que podía curar a otras personas. Por lo visto tengo algún tipo de poder de curación.

- Guau... Eres increíble.

Reí sonrojada.

- Gracias... Pero no podría haber hecho nada sin vosotros...- le miré a los ojos.

- Ay...- me agarró de la cabeza para acurrucarme en su pecho mientras me daba un abrazo.

Rodeé mis brazos al rededor de su torso.

- ¿Seguro que no te duele nada?- pregunté.

- Segurísimo.

- Antes de dormirme, salí del castillo para ver si los aldeanos de la huelga seguían ahí, y sí. Así que les dije que ahora era la nueva Reina y que iba a hacer de este un mundo mejor.- confesé alegre.

- La Reina... Mi Reina...

Le abracé más fuerte.

- ¿Me vas a acompañar en esta nueva vida?- pregunté seria.

- Obviamente, nunca me separaré de ti.

- ¿¡En serio!?

- Claro, boba. Seré tu Rey.- y me besó dulcemente.

En el beso se notaba que los dos estábamos sonriendo, era inevitable.

- ¿Sabes algo de nuestros amigos?- pregunté.

- No, desde que desperté no me he movido, estaba esperando a que despertases para estar en frente tuya.

- A veces eres un cursi, pero no me disgusta.- reí.

Él rodó los ojos aún sin borrar su preciosa sonrisa.

- Vamos a levantarnos, hay un montón de cosas que hay que hacer.- dije mientras me incorporaba.

- ¡Espera!- me detuvo agarrándome de un brazo y volviendo a abrazarme. - ¿Podemos estar así un rato más? Amo tus abrazos.

Sonreí. - Claro.- dije acariciándole la cabeza. - Pero si estamos por mucho tiempo así, al final me voy a volver a dormir. Y no puedo, porque lo ideal sería cenar, y arreglar un poco todo lo que montamos.

- Shhh... Relájate por un momento, si te duermes te despertaré antes de la hora de cenar, no te preocupes.

- Bueno...

···

Estuvimos así por 10 o 15 minutos más. Y después nos levantamos para ver cómo estaban nuestros amigos.

Al día siguiente comencé a hacer de Reina, entré a un tipo de despacho que poseía el Alto Rey y registré los cajones en busca de papeles importantes que iba a necesitar para ejercer mi puesto.

Por la tarde estuve revisando y comprendiendo todos los papeles, aunque no habían muchos me costaba un poco entenderlos, pero con la ayuda de Eijirō pude descifrarlo mucho más rápido.

Al siguiente día mejoré las leyes de los aldeanos, trabajadores y guardias.
Los guardias no tenían ningún tipo de vivienda o un lugar donde dormir en el castillo, además porque trabajaban 24 horas. Así que puse a unos guardias de día y otros de noche, para que pudieran descansar en sus casas y que disfruten de vida social. Obviamente, también les dejé días libres como cualquier trabajo normal.

Estuvimos viviendo en el castillo durante una semana. Pero en cuanto todo estaba medianamente ordenado y bien, ordené derrumbar el castillo para luego hacer nuestra propia casa más acogedora.

Kirishima y yo decidimos vivir juntos y en la casa que creamos nosotros, nos gustaba la zona del castillo así que nos quedamos allí. De vez en cuando íbamos a la cabaña para pasar el día o la tarde.

También, después de dos años de relación, Eijirō me pidió matrimonio, y obviamente acepté.
Nuestra boda fue unos de los mejores días de mi vida.

···

16 años después. En el día de nuestro aniversario...

- ¡Mami! ¿Y cómo os conocisteis papi y tú?- preguntó mi hija de unos 8 años

Reí por la emoción e intriga que mostraba la pequeña.

- ¡Sí, yo también quiero saber!- dijo también emocionado mi otro hijo de unos 5 años.

- ¿Si? Pues muy bien, poneos cómodos.- dije sentándome en un sillón.

Ellos se sentaron en la alfombra del suelo, justo en frente mío.

- ¿Queréis que papi y yo lo contemos juntos?

- ¡¡Sí!!- dijeron los dos a la vez.

- Vale, pues voy a llamarlo.- comenzaba a levantarme.

- ¡Ya estoy aquí!- me interrumpió Eijirō apareciendo por el arco de la puerta del salón.

- Que rápido has venido.

Rió. - Es que esta historia es mi favorita, y no podía perdérmela.

Le sonreí. - Bien, ¿comenzamos?

- Sí.- dijo antes de darme un piquito y de sentarse al lado mío con una silla.

- Pues veréis, la historia comienza poco más de cuando yo me independicé y estaba por terminar bachillerato...




Fin

TRAS LA LUZ | Kirishima EijiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora