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Al separarnos de aquel inesperado beso apasionado noté que los dos estábamos sonrojados.

Eijirō me miró a los ojos, y yo avergonzada miré hacia otra parte.

Él rió.

-¿P-por qué te ríes?- Pregunté mirándolo confundida.

- Es que eres tan mona. Me encantas.- dijo mientras reía.

Yo en cambio, roja cual tomate, me giré, intentando taparme la cara.

Todavía podía escuchar la risa del chico.

Sentí como me abrazaba por detrás, y apoyó su cabeza en mi hombro. Amo cuando hacen eso.

- Es increíble como haces que mi corazón se acelere cada vez que estoy cerca de ti.- confesó.

- ¡P-para ya! ¡Me avergüenzas!

Volvió a reír.

Me agarró del mentón haciendo que gire mi cabeza hacia él, a la vez que giraba mi cuerpo. Estábamos de nuevo cara a cara.

Volvió a besarme.

Esta vez el beso fue rápido y tierno.

- Me han gustado tus labios.- dijo.

Yo fruncí el ceño.

- ¿Qué te he dicho?

- Perdón, es que no puedo evitarlo.

- B-bueno, ¿tú no me ibas a contar el plan que tenéis?

- Ah, sí, cierto. Vamos a sentarnos.

Nos sentamos en el sofá.

- Hemos pensado que podríamos infiltrados como guardias. Y atacar al Alto Rey.

- ¿Tenéis pensado matarlo?

- Tal vez, creemos que esa podría ser alguna solución. También hemos pensado que en vez de matarlo, le amenacemos y que abra algún portal para que puedas volver a tu mundo.

- ¡Pero yo no quiero irme sin solucionar nada! Porque sino, dentro de 10 años hará lo mismo. Y eso no soluciona nada.

- Pues nos quedaría matarlo.

Se me heló la sangre.

- M-me parece un poco bruto matarlo...

- Piénsalo, él quiere destruir nuestro mundo, mi mundo. Es un egoísta y no le hace ningún bien a nadie.

- Ya... ¿Y hay algo que pueda hacer para ayudar?

- No sé... todavía no tenemos los planes muy bien pensados.- se quedó pensativo.- ¡Ah!, ¿te diste cuenta de cuántos guardias habían más o menos en el castillo?

- Ehm... No habían muchos, a lo mejor 3 o 4 por pasillo. El castillo es enorme.

- Hm... creemos que si nos preparamos muy bien podemos derrotarlos.

- Confío en vosotros.- Le sonreí.

- Oye, ¿te parece si pasamos hoy el día juntos?- preguntó un tanto sonrojado y mirando hacia otro lado.

- ¡Claro! Tengo muchas ganas de conocerte más.

Sonrió con ilusión.

•••

- Oye, ¡tengo una idea!- dije emocionada.

- ¿Cuál?

- ¿Qué te parece si arreglamos esta pequeña cabaña para nosotros? Por cierto, ¿de quién es?

- Amm... Esta cabaña es de Kaminari, pero él no la quiere. Puedo preguntarle si puedo quedármela.

TRAS LA LUZ | Kirishima EijiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora