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En el Callejón Diagon

—Rápido, rápido, rápido —insistía el castaño, muy entusiasta y con prisa, al lado del chico mayor

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—Rápido, rápido, rápido —insistía el castaño, muy entusiasta y con prisa, al lado del chico mayor

—Más calma PG, tu viejo tendrá jaqueca si sigues así —le hizo saber mientras era tomado bajo su antebrazo

—Ya saben las reglas, —habló entrando al recibidor, el Grindelwald mayor —quédense juntos y manténganse donde pueda verlos

Los chicos asintieron, las llamas los rodearon, acostumbrados se quedaron juntos y el recibidor pronto fue reemplazado por el Callejón.

Brujas y magos se apartaron al mirar el fuego azul que comenzaba de la nada. Algunos llenos de terror corrieron al primer local que vieron, otros esperaron a ver quienes saldrían y unos pocos fueron los que tomaron poca relevancia o incluso no notaron nada.

Continuaron el camino permaneciendo juntos, ya sea tomándose de alguna parte de las túnicas que llevaban o tomando de la mano al mago que los llevaba. Una vez llegaron a Gringotts los chicos esperaron pacientes a la salida de Gellert, jugando o haciéndose bromas mutuas entre sí. Al estar listo todo corrieron al primer local a comprar un uniforme nuevo para Deimos, luego se dieron una caminata a por el pergamino y tinta de ambos, seguido pasaron por bocadillos para las lechuzas en casa y alimento para Hades.

—¿Podemos ir a ver la tienda de Quidditch? —preguntó el castaño a su padre —Este año quiero entrar al equipo, necesito más cera y un par de guantes nuevos. Los otros se encogieron

—No me sorprende, los tienes desde los 6 años. Ya era hora de que no te quedasen adecuadamente —comento en respuesta y sin más los tres se dirigieron al local

Al entrar varias escobas miniatura volaron por encima de sus cabezas, intento de llamar la atención y que fueran compradas, de inmediato Matt se dio un paseo por los guantes buscando unos le gustasen. Deimos se limitó a mirar los posters que lucían, no era un buen jugador de Quidditch pero si que le gustaba el deporte. Gellert camino directo al mostrador a pedir una cera para escoba y un trapo para ello, ambos de la mejor calidad  que tuviesen.

—Me gustan más los plata y harán juego con mi uniforme —comento dejando un par de guantes negros 

—Ya esta ¿Tú no compras nada? —se dirigió a su amigo que seguía entre los estantes del local

—No, estoy bien

Gellert pago por la cera y guantes. Al girarse para salir un par de chicos entraron y sonrientes de acercaron a Matthew.

Heredero GrindelwaldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora