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Deimos acepta su destino. Hermanos en las buenas y en las malas.

Aquella no era su casa de eso estaba seguro

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Aquella no era su casa de eso estaba seguro.

Parecía ser muy noche, había un reloj cerca pero estaba muy oscuro y muy lejos como para ver la hora exacta. Truenos en tiempos diferentes iluminaban el lugar, podía distinguir una habitación grande quizá color lila o magenta.

Personas parecían estar hablando, las sombras reflejaban como máximo a cuatro, hasta que algo salió volando y un destello azulado hizo temblar el lugar. Aquello le llamo la atención haciendo que se acercará más a su "ventana" de dónde pudo ver a tres personas sobre una cuarta.

Una mujer en el piso luchaba por alcanzar su varita hasta que un hombre la piso hasta romperla. La mujer fue girada mientras otro hombre se le ponía encima insinuando algo. Un trueno volvió a iluminar el lugar y entonces pudo distinguir el líquido del suelo, las sábanas de la cama y todos los muebles rotos.

Se preguntaba en porqué no la ayudaba, claramente necesitaba ayuda, pero no se movía, en cambio solo seguía mirando y aquello comenzaba a molestarlo. ¿Se quedaría igual si esa persona fuera su hermano o padre? Por supuesto que no, algo tenía que hacer pero seguía sin moverse.

De pronto un destello verde le hizo alejarse de la ventana para cuando volvió solo quedaba la mujer en el suelo inerte. Claramente aquello la había matado, estaba muerta por una maldición y en el mundo mágico solo había una maldición capaz de matar a alguien.

¡Matthew!

—¡Ahhh! —despertaba el castaño con las sábanas y la pijama empapados en sudor. Miraba con nerviosismo al lugar encontrándose de nuevo en su habitación, Deimos su hermano se encontraba frente a él con un rostro preocupado.

—Matt ¿Estás bien? ¿Qué soñabas? Parecías loco —decía el pelinegro —. Casi me matas del susto

—Perdón, yo... tuve una pesadilla —confesó mirando a las sábanas con pena —. No quise molestarte

—Venía a levantarte de todas formas —explicó cambiando su semblante por una sonrisa ladina —. Hoy es el día

Matthew más sereno compartió la sonrisa de su hermano —No te emociones o se hará eterno —advirtió empujándolo levemente de la cama

Nock, Nock ¿Todo bien por aquí? Juré escuchar gritar a alguien —bromeo Albus desde la puerta haciendo el sonido al tocar la puerta

—Sí, le arroje un vaso de agua helada a Matthew. No podía despertarlo —explicó el mayor con una sonrisa a lo grande —. Ya bajamos

Heredero GrindelwaldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora