Partiendo a la guerra

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Hola a todos! Acá nuevo capítulo el cuarto si contamos el prólogo y por si a alguien no le llegó noti del tercero, esta vez unos años en el matrimonio Daemyra que se vuelve un poco frío. Bastante.

Y un final que avecina drama pero ya se los había advertido.

Besos y abrazos. No olviden comentar.

PD: El quinto sale hoy tal vez  y ese cap no es un drama, es EL DRAMA. Recuerden que ya había advertido que habría ciertos dramas, así que quedan sobre aviso jaja. 

Los días luego del nacimiento de Aegon estuvieron plagados de felicidad para Rhaenyra y de una cálida alegría para Daemon. 

Era un sentimiento que ambos desconocían, la calidez de tener a un pequeño ser que dependía totalmente de ellos.

Un año pasó rápidamente, y Aegon crecía feliz y fuerte junto a sus padres.

Daemon que solía estar de viaje gran parte del tiempo, comenzó a encontrarse más en el palacio, y anhelando volver rápido para estar cerca de su hijo, y aunque no quisiera admitirlo, de su esposa.

Sin embargo, ese día Daemon se encontraba de mal humor. Había estado espiando al consejo luego de excusarse y decir que no sería parte de él, para poder escuchar lo que se hablaba a escondidas.

No se equivocó al pensar que el consejo hablaba pestes de él. Otto Hightower insistía en inventar calumnias sobre él y como siempre el rey lo creía, a pesar de que su hermano lo defendía en la corta cuando era posible.

No importaba cuanto se esforzara por el reino, no importaba cuantas batallas hubiera peleado en nombre del rey, para todos, siempre sería un canalla y el próximo Maegor, como solía decir Otto Hightower.

Tal vez debería serlo, tomar a Caraxes y quemar el septo, y clavar la cabeza de Otto en una pica. 

Tal vez así el consejo aprendería que si se provocaba demasiado a un Targaryen, la venganza era cobrada con fuego y sangre.

Daemon volvió a su habitación esa noche y luego de observar a su hijo en la cuna y tomar su manita entre sus grandes manos, él se puso sus ropas de dormir y se acomodó en la cama. 

Rhaenyra estaba allí y solo lo miró preocupada.

No era que tuvieran el más cordial de los tratos siempre, pero él parecía preocupado y hasta afectado.

Rhaenyra dejó el libro que estaba leyendo sobre los grandes reyes, pues aún tenía mucho que aprender sobre la historia de Poniente, y se volvió en la cama para mirar a su malhumorado esposo.

- ¿Está todo bien?- preguntó ella mordiendo en sus labios la palabra ''mi señor'', él odiaba que le dijera así, pero ella no podía evitarlo, había crecido en el palacio llamando así a los príncipes, tampoco era como si pudieran culparla por aún tener esos arrebatos algunas veces.

Daemon apretó los labios. La pregunta era estúpida a pesar de las buenas intenciones de su esposa, era evidente que no todo estaba bien.

- Imagino que has estado cansado los últimos días- comenzó ella que sabía que el príncipe había recibido órdenes de hacerse cargo de la guardia de la ciudad momentáneamente por unos días. 

- ¿Tú crees?- preguntó él irritado por sus preguntas sin sentido.

- Lo creo- dijo ella sin notar lo irritada que sonaba su voz- Sé que es un trabajo difícil, y peligroso- comenzó ella que sabía lo peligrosas que eran las calles de desembarco del rey.

- Pues eres la única que lo cree- resopló él molesto, como si de pronto pudiera hablar tranquilamente con ella de sus problemas- Soy el príncipe heredero y aún no tengo voz en el consejo, esa víbora Hightower tiene más poder que yo- comenzó Daemon y de pronto notó como ella acariciaba su brazo.

Danza Invernal (Daemyra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora