Capitulo 13 - Mantra

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Parecía que la fiesta había seguido sin Ana. En un principio aquello no le habría molestado. Pero aquel mensaje...

Bueno, en si no era el mensaje, si no más bien la foto que lo acompañaba.

Inés inocentemente le había mandado una foto en la que aparecían ella y algunos compañeros suyos de la empresa. El mensaje que la acompañaba era: "te echamos de menos. Mañana la cafetera de la empresa no va a dar a basto."

Hasta ahí, todo correcto.

Pero si te fijabas detenidamente, en el fondo, ahí estaba él. Adrián. Y no estaba solo.

Ana pensó que no tenía porque molestarse. Total, ella le había rechazado. Sentía una mezcla entre tristeza y rabia. Tristeza porque en el fondo se lo había creído, había pensado que ese chico de verdad se sentía atraído por ella, que aunque lo hubiera rechazado, tarde o temprano iba a intentar volver a verla. Y rabia, pues en parte por lo mismo, por haberle creído.

Intentó no pensar mucho en ello. Total, a fin de cuentas, mañana sería otro día. No iba a cambiarle la vida, y, por lo menos, se había ahorrado tenerlo que pasar peor más adelante. Ahora ya podía confirmar que Adrian era lo que dejaba ver, no había nada debajo de todas sus capas de superioridad y malas palabras.

Definitivamente no iba a ser una persona con la que Ana pretendía perder su tiempo.

Ana contestó a Inés: pasároslo genial. Mañana me cuentas todo 😘

Acto seguido llamó a sus padres para contarles que la reunión había salido bien. Como siempre recibió las típicas críticas de su madre acerca de su físico. Quizás, aquella noche fue una de las veces que más dolió.

No solo había tenido que aguantar los comentarios gordófobos del directivo de "Innovatex" si no que también le habían roto un poquito el corazón. Y todo por la misma razón. Estaba gorda.

Tras hablar con sus padres, Ana sabía que necesitaba oír algo bueno. Unas palabras de ánimo. ¿Quién mejor que sus amigas?

Abrió el grupo y empezó a escribir. No es que les fuera a contar todo. Pero necesitaba desahogarse un poco.

Ana: Hola chicas, la reunión ha salido genial. Bueno, no todo...

Carmen: Me alegro un montón chiqui. Y... ¿A quien hay que matar?

Lucia: Nombre y dirección ... YA!

Laura: Yo ya tengo preparada la mochila para que cuando hagamos lo que tenemos que hacer huyamos del país.

Ana: Pues de momento, a uno de mis futuros jefes...

Lucia: ¿Qué te ha hecho?

Ana: No ha hecho nada, más bien ha insinuado que la gente como yo no tiene tanto éxito en las redes sociales, las campañas de publicidad...

Laura: ¿La gente como tú? Guapa, lista, con muy buen sentido de la moda...

Carmen: creativa, sexy, inteligente, divertida?

Lucia: súper fotogénica, con unas curvas envidiables, con un estilo que flipas...

Ana: si, todo eso, y principalmente gorda.

Carmen: sinceramente no merece que pierdas un segundo en pensar lo que ha dicho. Ya sabes que yo me dedico a esto, y se que el físico importa, pero desde luego no es lo principal.

Lucia: solo puedes hacer una cosa, hacer la mejor campaña del mundo con chicas y chicos diferentes, y por supuesto, luego restregárselo al tonto de tu jefe.

Laura: Todas aquí sabemos que lo harás.

Ana: gracias chicas... es lo que necesitaba
Aunque no ha sido todo malo, he conocido a alguien muy guay.

Carmen: foto ya

Lucia: ¿Lo conocemos?

Laura: Ves, esto sí que me interesa más...

Ana: tranquilas chicas, que parece que ya sea mi novio y he hablado con él cinco minutos jajajaja.

Pues es un chico de Innovatex, y después de la reunión ha venido a pedirme disculpas por lo que había dicho su jefe y eso...

Laura: Ves, esto sí que merece la pena comentarlo.

Carmen: vaya vaya Anita, esperamos novedades próximamente sobre este caballero

Lucia: mándanos una foto!!!

Ana: todo a su tiempo pequeñas cotillas. Ya os iré contando. Buenas noches chicas, y, muchas gracias por todo.

Carmen: gracias las que tú tienes hermosa jajajaja

Laura: Carmen nunca dejas de sorprenderme de verdad. Buenas noches reinas.

Lucia: Os quiero mucho chicas. Buenas noches.

Ahora si, con la sonrisa y la autoestima subida de nuevo, Ana se dirigió a la cama para irse a dormir.

Tenia gente en su vida que valía la pena y si alguien quería entrar en ésta debía demostrar lo mismo. No iba a perder el tiempo en gente que le restara, que le hiciera sentir mal con su cuerpo o con sus ideas.

Y con este mantra repitiéndose en su cabeza una y otra vez, Ana consiguió conciliar el sueño.

Curvas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora