Capitulo 7- Tienes un e-mail

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El resto del día, y de semana Ana se la pasó con Carlos. Familiarizándose con el modo de trabajo de CreativaMente. Solo tenía ganas de que llegara el fin de semana para poder quedar con las chicas a tomar un café y contarles cómo le había ido en sus primeros días de trabajo.

Por fin llegó la hora de salida del viernes. Ana recogió. Estaba muy contenta. Ya había terminado el curso de iniciación así que la semana siguiente ya podría empezar a trabajar en campañas. No le hacia mucha ilusión tener que trabajar con Marta, pero eso no le iba hacer venirse abajo.

En cuanto llegó a casa llamó a su madre para contarle como había ido su semana. Nada más emanciparse Ana hablaba con ella todos los días, ahora en cambio la solía llamar un día si y un día no. Además intentaba ir a ver a su familia y a su precioso perro por lo menos dos veces al mes.

– Hola Ana cariño – contestó a través del teléfono su madre.

– Hola mamá, ¿cómo estáis todos? ¿Qué hace el papá? – dijo Ana con voz cansada.

– Estamos todos muy bien. Tu padre de hecho acaba de salir a pasear con el perro. ¿Tú qué tal? Te noto voz de cansada – dijo su madre en tono preocupado.

– Pues la verdad mamá es que estoy reventada. Quien me iba a decir que pasar tanto tiempo sentada iba a ser agotador...– contestó Ana dando un bostezo.

— Ay hija, más te vale cuidarte, que si con el otro trabajo que tenías en el que estabas todo el día moviéndote no perdías ni un gramo, solo faltaba que en este estuvieras todo el día sentada – dijo su madre en modo de reproche.

– Si mamá. Ya hablamos otro día que tengo cosas que hacer. Dale un beso a papá de mi parte – contestó Ana un poco enfadada. Su madre siempre estaba con lo mismo.

– Vale hija, ya hablamos. Un beso– y ambas colgaron el teléfono.

Ya era bastante tarde, así que Ana decidió pedir la cena a domicilio. Después de la semana que llevaba se había merecido el sushi que venía en camino. Aprovecho ese rato para darse una buena ducha y ponerse el pijama. Hoy tocaba noche de película.

Mientras cenaba decidió escribir por el grupo de sus amigas para saber si alguna podía quedar el fin de semana. Así les podría al día con sus novedades del trabajo.

Al final quedaron en ir a tomarse un café el sábado por la tarde, ya que muchas de ellas ya tenían planes.

La mañana del sábado Ana la aprovechó para hacer limpieza de la casa. Lavo la ropa, cambió las sábanas y barrió y fregó todo su piso. Como aún era pronto aprovechó para ir al gimnasio y de paso hacer la compra.

Después de comer se arregló un poco y salió hacia la cafetería donde habían quedado. Era su cafetería preferida. No tanto por el lugar o el café, si no porque ahí habían vivido de todo. Cuando eran más jóvenes era donde quedaban a contarse las cosas de chicos, los problemas con sus padres, profesores, amistades...

Llegó cinco minutos antes pero cómo no Lucia ya estaba ahí sentada esperando.

– Hola Lu. ¿Qué raro que ya estés aquí? – dijo Ana en tono sarcástico mientras se sentaba en una de las sillas.

– Ja ja ja. Ya sabes cómo soy, no me gusta que los demás desperdicien su tiempo esperándome – dijo Lucia.

– Para mí jamás sería desperdiciar mi tiempo el esperarte. Se que vale la pena – dijo Ana y ambas se echaron a reír.

Poco a poco fueron llegando Carmen y Laura. A ambas les cayó bronca por parte de lucia. Y eso que solo llegaron unos diez minutos tarde.

– Bueno "chocho" cuéntanos, ¿qué tal en el trabajo? ¿Algún compañero guapetón? – preguntó Carmen una vez que ya les habían servido el café a todas.

– Que vulgar puedes llegar a sonar Carmen – dijo Lucia en tono de madre

Todas se echaron a reír nuevamente.

– Pues la verdad es que el trabajo es genial. A ver, esta semana he estado haciendo lo más aburrido, cursos de iniciación, familiarizarme con el modo de trabajo... pero en general bien. Lo único malo es que hay...– dijo Ana pero fue interrumpida por Laura.

– ¿A quién hay que matar?– dijo Laura en tono burlón.

– Aún no lo puedo confirmar, pero hay una chica, Marta, que no he empezado con muy buen pie con ella– Contestó Ana.

– Bueno, le daremos un tiempo de prueba, pero como se pase un pelo... – sentenció Laura en tono de broma.

Y de nuevo las cuatro amigas comenzaron a reír.

El resto de la tarde estuvieron hablando de cosas en general, y antes de cenar cada una se fue a su casa.

Ana solo tenía ganas de ponerse el pijama y disfrutar del sofá un buen rato antes de irse a dormir. Sin embargo, cuando menos se lo esperaba, recibió un correo electrónico de la empresa en la que trabajaba. El asunto del mensaje era "Reunión importante", lo que inmediatamente hizo que se pusiera en alerta.

Curvas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora