𝐏𝐈𝐄𝐋 𝐂𝐀́𝐋𝐈𝐃𝐀 - ᴘᴀʀᴛᴇ ɪ

capítulo trece

Elijo la vida.

Abro los ojos y siento mi cuerpo pesado, me levanté, duché y vestí para salir a tomar aire libre, las nocheras son complicadas. Salgo de la casa y me asomo al buzón, veo que ha llegado otra carta, así que rápidamente la escondo en mi chaqueta. Oigo la madera crujir y veo a Billy saliendo de la casa por la rampa.

—¿Alguna carta? —me pregunta, negué.

—Solo cuentas, lo bueno es que no nos han molestado respecto al terreno —dije al entregarle las cartas referentes a la luz y el agua. Él las ve y yo me abrazo para sostener la carta y que no caiga por debajo de mi chaqueta.

—He hablado con Charlie —me dice—, ayer vino Renée a intentar llevarse a Bella, pero ella hizo un escándalo y se negó —comentó Billy—, qué le habrá hecho ese monstruo.

—Igual pudo ser otra cosa, pero espero que se recupere —dije, solo han pasado tres días desde que encontré las cartas de Carlisle, desde que supe que estaba embarazada. He tenido complicaciones respecto a mi decisión, pero al final sé que elegiré.

—¿Vas a salir? —me preguntó Billy.

—Sí, quiero pasear por la playa, es mi momento feliz —él asiente—, papá, creo que Jacob se siente incómodo con Sam —digo, él niega.

—Es descendiente de Ephraim Black, es prácticamente su destino, además, Sam me contó que siente que Jacob se unirá a ellos pronto —dice Billy, apreté los labios e hice puño mis manos.

—Si le explicaras, él tendría paz.

—Le explicaré cuando llegué el momento, hasta ahora es mejor esperar —negué con la cabeza y me alejé caminando, fui hasta la playa y a distancia no se veía a nadie en el tronco, pero cuando me acerqué a unos metros apareció Harry sentado sobre este.

—Entonces ¿Cuál es tu elección?

—Creo que prefiero la vida —dije, él me quedó mirando unos instantes, sonreí—, la vida de mi bebé.

Él parecía sonreír ante mi respuesta, lo quedé observando unos instantes hasta que se dio cuenta y carraspeo.

—Bueno, entonces morirás —dijo, asentí—, pero eliges salvar a otros, eso es algo que merece una recompensa —me quedé observando a Harry—. Los dioses dicen que esta es tu bendición: retrasará el tiempo de crecimiento para tu hijo y multiplicará tu resistencia, despertará tu poder lobuno y podrás dar a luz a ese pequeño. Es un buen regalo ¿no crees?

—Es perfecto —dije.

Explicarle a Billy que estaba embarazada fue difícil, pero sencillo decirle que el padre lo conocí lejos de Forks, por supuesto fui regañada, pero al final tengo veinticuatro años, trabajo y puedo mantenerme y a mi futuro hijo.
Eso fue lo que le dije cuando decidí mudarme a una cabaña más alejada en la Push, ya que noté como Sam arrugaba la nariz cada vez que se acercaba a mí, entendí que no era el aroma mío o de Carlisle que sentía, era el de mi hijo.

Dado que me mudé, iba casi a diario a casa de Billy, después de todo las cartas iban en esa dirección y de paso mi padre no se sentía "abandonado por sus hijas", como dice él.

Los días, semanas y meses pasaron, septiembre quedó atrás al igual que noviembre y diciembre, enero y febrero. Hoy es marzo y en resumidas palabras tengo seis meses de embarazo, es algo complicado, pero según Harry tendría ya ocho o nueve meses.
El bebé al ser mitad vampiro tiene un desarrollo apresurado, y las primeras semanas antes de ser "bendecida", el bebé ya había crecido muy rápido. Fue bueno aquella bendición, me dio más tiempo.

Unos toques a la puerta de la cabaña me hacen abrirla, veo a Harry quien tiene ropa de caza, frunzo el ceño al verlo.

—Creí que hoy saldrías con Charlie a cazar —le dije, él asintió, entonces ingresó a la casa.

—¿Recuerdas lo que te dije hace meses atrás? —me miró, negué con la cabeza, no tenía tan buena memoria para recordar cosas así—. El tema es que, ya cumplí mi misión, me debo ir.

Me quedé en silencio escuchándolo.

—Lo último que debía hacer antes de reencontrarme con los dioses, es decirte que huyas, cuando tengas a tus bebés la bendición de "tiempo" estará con ellos, pero se sabrá enseguida que son hijos de un piel fría.

—Vale, debo huir. Pero has dicho que moriré —digo, él sonríe leve.

—Es necesario, pero sé que los dejaras a salvo comando llegue el momento —Alguien golpea la puerta con fuerza, siento mi corazón acelerarse por el pánico, sin embargo, Harry solo sonríe de manera suave y me dice: cuídate ngen-mawida.

—Liesa —oí la voz de Leah del otro lado de la puerta, me apresuré en abrirla y Leah me abrazó llorando.

—Mi papá —dijo entre sollozos, la abrace con fuerza para consolarla, ese día la noticia de la muerte de Harry Clearwater recorrió toda la Push y el pueblo de Forks. Acompañamos a Sue y a Seth, quien apenas tenía quince años, Leah se aguantaba las lágrimas, pero igual caían. Me quedé un tiempo con ellos, pero cuando sentí malestar me fui a casa.

Cuando estaba volviendo sentí una clavada en mi vientre, grité de dolor cuando supe que ya era el momento de dar a luz.
Esa noche recibí mucha ayuda en la Push, pero aún estaba insegura por lo que sucederá después. Lloré, más por la angustia que por el dolor, no quería dormir, no me podía permitir aquello, pero al final estaba sin fuerzas, solo pude oír como mi bebe había nacido, sonreí aturdida y veía algo borroso cuando me lo entregaron vi su rostro, era hermoso tenerlo cerca de mí, entonces tuve la necesidad de seguir pujando y me detuve cuando oí otro llanto.

—Son gemelos —dijo la mujer que sostenía a mi bebé en sus brazos, mis ojos se empezaron a cerrar, pero pude ver como Billy ingresaba a la habitación y les acercaban a los bebes.

—No... —susurré, pero ya mis ojos se habían cerrado y mi cuerpo se había dormido.