capítulo nueve

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Día extraño.


Sus labios rozaban mi piel, sus dedos se entierran en mí y siento que me está rompiendo, pero a la vez me está llenando, estoy siendo quebrada y armada como lo haces con un puzle, él llama a mi nombre, pero no es su suave voz, es la voz de otra persona, hay ruidos fuertes y al final un fuerte dolor me hace despertar, levanto mi cabeza apresurada y veo que estoy en el piso de mi habitación.

—Liesa, ¡despierta ya! —grita Jacob, suspiro y me levanto, me ducho y visto, salgo de la casa y veo a Jacob junto a la camioneta, él sonríe y parece que estoy frente a mi hermano mayor, porque ahora es más alto que yo y mucho más fuerte, tiene buena musculatura.

—Jake ¿Qué te he dicho de los esteroides? —dijo, él ríe y revuelve mi cabello con su mano, subimos a la camioneta y él conduce hasta Forks, veo en la parte de arriba de la guantera un atrapasueños, lo tomo entre mis manos y lo observo.

—¿Un atrapasueños? —pregunté, él sonrió algo nervioso.

—Es para Bella, hoy es su cumpleaños —dijo, asentí.

—¿Por qué? ¿Crees que no le guste? —preguntó algo angustiado.

—Mira la carretera Jake.

—Sí.

—Y sobre el atrapasueños, es un gran regalo, la verdad es lindo de tu parte darle esto.

—Gracias —dice, sonrío. Jake me deja en el hospital y bajo de la camioneta, me despido de él con la mano, ingreso al hospital y me cambio de ropa, observo en mi casillero un labial y lo destapo, veo su color y niego con la cabeza—. Jamás —lo tapo y guardo, salgo del camarín y camino con mi libreta en mano, le hecho una ojeada a los apuntes que he guardado.

—¿Más apuntes? —levanté mi vista y vi a Adam quien me sonreía de oreja a oreja, sonreí algo forzada—, has demostrado ser una buena residente ¿no crees que no es necesario esto? —apunta a la libreta que llevo en mi mano.

—Soy olvidadiza —digo, él asiente y sonríe, apreté mis labios para evitar decirle que se alejara de mí. Me detengo cuando veo al Dr. Cullen atendiendo a una niña, él le sonríe suavemente y parece que sería un buen pediatra.

—Agh, ¿tú también? —dijo Adam, me giré para verlo— también te fascina ese doctor —dice de forma despectiva.

—¿Qué?

—ya sabes, todas babean por el "hermoso" Dr. Cullen —dice, parece un niño pequeño que odia no tener la atención de mami y papi.

—No tengo tiempo para esto —digo al avanzar, entonces Adam me sujeta del brazo con algo de fuerza, me giro para fulminarlo con mi mirada y solo entonces me suelta.

—Lo siento, no quería hacerte daño —dijo al levantar sus manos. Respiré profundamente para calmarme y no hacer acto de la violencia, lo que menos quería era un problema ahora—. Yo solo quiero saber si realmente te gusta ese Dr. o si tengo la oportunidad de que podamos... Ya sabes —él avanza un paso hacía mí y retrocedo por instinto. Veo su mano dirigirse a mí para sujetarme, me preparo para golpearlo cuando una mano lo detiene.

—Creo que lo que haces no es correcto, ni en el área laboral ni en el exterior —Adam se paraliza al ver al Dr. Cullen sosteniendo su hombro.

—Dr. Cullen, yo no estaba haciendo nada. Anneliese lo sabe ¿No? —preguntó Adam al verme, me sentí asqueada, pero decidí dejarlo pasar, sé que si me vuelve a molestar tendré muchas razones para extinguir a sus futuros hijos.

—No hizo nada —dije, el Dr. Soltó a Adam y este se fue rápido, suspiré al verlo irse, pero cuando vi el rostro del Dr. Noté que me observaba algo irritado, fruncí el entrecejo al notar aquello. Él también lo notó instantes después y comenzó a caminar mientras que con su mano derecha se tapaba la boca. Lo seguí por instinto hasta la sala de descanso de los médicos y enfermeros, cerré detrás de mí la puerta con pestillo.

—¿Está bien? —pregunté, dejé la libreta a un lado y me acerqué un poco, él se giró y me observó mientras se recargaba en una mesilla frente a la ventana, la luz grisácea de la mañana ingresaba por ahí y hacía relucir su rubio cabello muy bien peinado.

—¿Por qué lo defendiste? —me preguntó, apreté los labios queriendo no responder.

—Porque no quiero problemas con nadie, ya suficiente tuve hace unos meses con el Dr. Cooper —dije.

—El Dr. Cooper abandonó esta institución, lo mismo podría suceder con ese chico si lo acusas del acoso que te hace —dice algo alterado, es raro verlo así, no es agresivo ni da miedo, pero nunca antes lo vi así.

—¿Qué más da? Muchas veces ha sucedido esto, o un paciente, o un enfermero o algún médico o alguien siquiera en la calle te ve atractivo y se acerca a coquetear, siempre sucede.

—Espera ¿Quién te coquetea en la calle? —preguntó, se acercó a mí y mi mente me traicionó al recordar el sueño que tuve antes de levantarme.

—No, espera, eso fue un ejemplo de cosas que pueden pasar —dije, pero no calmé su intranquilidad, ¿por qué estaba reaccionando así? ¿qué tiene de malo? — ¿Va todo bien? —pregunté al acercarme un poco más a él, asintió y toqué su brazo, le sobé un poco para calmarlo.

—Gracias, estoy bien —dice al verme, con su mano derecha toma la mano con la cual lo estoy sobando y la rodea con su otra mano, como un sándwich, él cierra los ojos y parece inhalar profundamente, me suelta y parece que el Dr. Carlisle que todo el mundo conoce vuelve a ser él—. Hay que volver al trabajo ¿no?

—Sí —asentí, él avanzó y tomó mi libreta, me la entregó.

—Que no se te olvide, esto algún día salvará muchas vidas —dijo, sonreí y asentí. Después de aquel momento fuimos a trabajar, pero noté que algo estaba diferente, porque ahora casi todo el día el Dr. Cullen estaba a mi lado, hasta en el almuerzo y él no come (que yo sepa). Incluso hasta el final de la jornada cuando Jacob llegó por mí, no se fue del hospital hasta verme subir a la camioneta, me sentí como una niña en jardín escolar, donde le profesor observa que los niños no hagan ninguna maldad o se dañen en alguna caída.

—¿Buen o mal día? —me preguntó Jacob.

—Extraño.

—¿Extraño bueno?

—Creo que sí. 

𝐏𝐈𝐄𝐋 𝐂𝐀́𝐋𝐈𝐃𝐀 - ᴘᴀʀᴛᴇ ɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora