𝐏𝐈𝐄𝐋 𝐂𝐀́𝐋𝐈𝐃𝐀 - ᴘᴀʀᴛᴇ ɪ

capítulo dos

El despertar del guardián

Abro mis ojos y la luz grisácea ingresa por la ventana, veo mi celular y son las 6:55 am, doy un suspiro porque aún es temprano, pero mi cuerpo está tan acostumbrado a levantarse a esta hora que no puedo seguir durmiendo. Me levanto y ducho, me pongo unos jeans azules, una camiseta sin mangas verde y un chaleco marrón manga larga.
Me pongo unas vans y salgo de la casa, puedo notar como la luz del sol ilumina el cielo que anteriormente era oscuro, cierro los ojos al sentir el agradable olor de la vegetación, la tierra húmeda por el rocío de la noche y el olor del mar. Camino hacia la playa y el ruido de las olas es tranquilizador, pero no sólo oigo las olas, también puedo oír un sollozo, frunzo el ceño y me acerco a ver quién solloza, veo detrás de una gran roca a Leah abrazando sus piernas.

—Leah —la llamo cuando me arrodilló frente a ella, recibo un fuerte abrazo de su parte y no oculta sus lágrimas— ¿pasó algo?

—Sam —dijo entre sollozos, cerré los ojos mientras acariciaba el largo cabello de ella—. Sam terminó conmigo —dijo con su voz temblorosa.

—Leah —debería decir algo, pero no sé qué decir, así que solo me quedé con ella escuchándola y consolándola. Cuando algunos rayos del sol pasaban a través de la densa capa de nubes en el cielo, supe que era hora de volver a casa—. Vamos a tu casa, Sue debe estar buscándote.

Caminamos hasta llegar a la casa de Leah, ingresamos y antes de que Sue o Harry dijeran algo les hice una seña para que la dejaran, ella fue a su habitación y estando los tres en el comedor les conté en resumidas palabras que se terminó la relación con Sam. Vi a Sue preocupada por Leah, a tal punto que fue a su habitación a consolarla, pero cuando vi a Harry sintiendo alivio me acerqué un poco para susurrarle.

—¿Qué sucede con Sam? —él me observó y vi la duda en sus ojos, sabia algo que nadie más, quizás era eso de los ancianos de la tribu, pero sentía que también era un tema más profundo—. Harry, dímelo —le dije, él suspiró y miró a nuestro alrededor, se aseguró de que nadie estuviese oyendo.

—Sam ha despertado —dijo, fruncí el ceño al oírlo y solo pensé en lo obvio, despertar de dormir o algo así, pero con ellos es diferente. Harry nunca me diría eso ni estaría aliviado de que Sam terminara con Leah si no fuese algo más profundo, algo secreto de la tribu. Mis pensamientos ahora me llevan al trasfondo de esa palabra, Billy, mi padre, es un hombre que siempre me contó grandes historias de su abuelo, el líder de la tribu Ephraim Black, contaban historias de como los dioses les concedieron a tres personas de la tribu el don de despertar su espíritu guardián, que era la representación de un lobo. Todos los de mi generación conocemos el origen de Ephraim, Levi y Quil I. El lobo cuida de la manada, protege a las personas, no absorbe la vida a través de sus mordidas y sobre todo es el único que puede matar a los chupasangres.

—Quiero verlo —dije rápidamente al ver a Harry, este dudo nuevamente, pero me observó detenidamente, entonces asintió.

—Bien, pero él recién se está controlando, así que debes tener cuidado.

Caminamos hasta una casa de madera, estaba algo vieja, lleva años sin gente viviendo ahí, pero es reconocida por ser el lugar que ocupan para hacer los botes y arreglarlos también sirve para guardar cañas de pescar y carnada. Dentro no parecía una casa, más bien estaba vacía de muebles y solo contenía unas bases de madera de botes y otros destrozados como si una fuerza mayor a la humana lo rompiera como a un simple lápiz. Mis ojos van a mi padre quien estaba ahí junto al viejo Quil, pude notar como ambos observaban a Harry esperando una explicación.

—¿Qué es esto Harry? —pregunta mi padre, Harry cierra la puerta detrás de nosotros y la casa es iluminada por los miles agujeros que posee el techo.

—Ella debe verlo Billy —dice Harry, me giré para verlo, pero solo logré ver cómo le hablaba con la mirada a mi padre, el viejo Quil suspira y entonces llama a alguien.

—Entra.

Veo ingresar por otra abertura de la casa a un chico de tez morena, parece asustado y yo también me siento así por dentro.

—Sam —susurré tan bajo que dudé si salieron las palabras de mis labios, los ojos de Sam se fijan en los míos y me confirma que me oyó. Aguanto la respiración cuando Sam empieza a respirar agitado, estoy lejos, pero se siente cerca.

Sam quien lo conocí de pequeño, lo vi crecer y esforzarse por mantener a su familia se encontraba retorciéndose de dolor en el piso, su cuerpo se comenzó a deformar hasta que vi el pelaje negro surgir, cuatro grandes patas hacían temblar el suelo, sus orejas puntiagudas eran del tamaño de mi mano, me perdí en sus ojos, tiene una profunda mirada, pero sus ojos seguían siendo los de él. Seguían siendo humanos.

—Esta es la prueba de que no son mitos —dice Harry, mis ojos se llenan de lágrimas, pero mantengo la compostura, respiro profundamente y salgo de la casa. Limpio mis lagrimas con la manga de mi chaleco, escucho la puerta detrás de mi abrirse y cerrarse y me giro para ver a Harry.

—Has dicho que es necesario que yo vea esto ¿Por qué? —pregunté. Harry no apartó la mirada de mí y me sentí algo pequeña.

—Porque sé que dentro de ti dudabas de nuestro pasado. Te vi varias veces observar al Dr. del hospital, vi en tu mirar la duda de que si era verdad o no que él es un monstruo. Aquí está tu respuesta, no dudes de lo que tus ojos han visto, ellos son el enemigo y aunque no lastimen gente, la sed nunca les será completamente saciada.

—Papá lo sabía, por eso permitió que viese esto —dije, Harry asintió y sonreí sin gracia, mis lagrimas seguían saliendo y respiré profundamente para calmarme.

—Todo esto es por tu bien, y deseo que puedas entenderlo.

—Harry, tengo veintitrés años. No soy una niña como para hacer una escenita —dije finalmente, él asintió y sonrió leve—. Gracias por esto, lo necesitaba —sonreí leve antes de irme a mi casa.

Cuando atravesé la puerta y la cerré a mis espaldas, caí de inmediato al suelo y lloré, tenía un nudo tan grande en mi garganta y solo podía recordar aquellos ojos dorados y aquella suave sonrisa ¿Cómo puede ser un monstruo y sonreír así? Lo odio, él y su familia absorben la vida humana, matan personas para saciar su sed, lo odio, porque son de piel fría.