CAP 1

1K 133 133
                                    

SIETE AÑOS DESPUÉS:

ROM:

Tengo una cicatriz por cada vez se me ha roto el corazón un poco más. ¿Algún día se romperá por completo? ¿O las banditas por fin funcionarán?
Consecuencias... Podría mentir y decir que hoy ya no quedaba ni rastro de aquella niña aterrada, pero para mí desgracia sería mentir porque aún siete años después todavía consigo despertarme por las noches con el corazón completamente alocado y unas inmensas ganas de llorar y de gritar por ayuda. Es como si de repente volviera a tener diez años y siguiera en mi antigua vida. ¿Sirve de algo recordar cómo mi padre biológico era la peor persona que conocía? Un maltratador, sino es que peor. ¿Sirve de algo saber que comparto sangre con la persona que llegué a amar y a detestar casi con la misma intensidad? Está claro que independientemente de lo que digan, no había ningún propósito en vivir esos recuerdos, pero claramente la mente humana hace lo que quiere.

Deseo con poder borrar ese lugar tan oscuro, que por más que quiero olvidar, no lo logro porque es parte de mí, de nuestra historia. Quiero sacar absolutamente todo lo de mi primera década de edad para atrás, bueno todo excepto a Jerónimo Rodríguez. Es imposible que no se me hiciera un nudo en el estómago cada vez que pienso en él, mi mejor amigo, en cómo el cabello siempre le caía por la frente, en cómo me hacía reír, en lo divertido que era, en cómo se vería ahorita o en qué estaría haciendo. Y es terrible porque lo peor de todo había sido haberlo conocido durante toda la vida y de repente ... puff... un día no lo puedes ver más y cómo si fueran completos desconocidos, cada quién continúa con su vida.

Pero si algo me ha quedado claro en mi despiadada y dramática vida es que pueden cambiar demasiadas cosas en siete años y aún me cuesta creer que ya ha transcurrido tanto tiempo. Pero así es la vida. Siete años desde que me perdí y me abandoné a mí misma. Siete años sin ver a mi papá biológico, el causante de cada una de mis pesadillas y eso había sido de lo más traumático, pero al menos sigo intentando superarlo de alguna manera, si es que eso era posible... Pero desde hace media década tanto mi vida como la de mi mamá habían dado un giro por completo, pues mi madre había conocido en su trabajo a Santiago Ortiz, un hombre bueno que te hacia reír todos los días sin falta y después de un tiempo en que empezaron a salir, decidieron juntar nuestras vidas como una familia con la que siempre había soñado tener y que hasta ese momento se había vuelto realidad.

Me sentía la más feliz porque todo se había acomodado bien, estaba perfecto; hasta que hace dos meses me habían informado que teníamos que regresar a la ciudad en la que habíamos vivido años antes, debido al trabajo de quien para mí era mi papá y en ese preciso instante se había explotado la burbuja en la que vivíamos.

Mientras termino de echar las cosas restantes del cajón del tocador a la última caja marcada con "no tocar" en letras enormes, no puedo evitar dejar de pensar en todo lo que me depara para este eterno año que tengo por delante.

—Rom, te estamos esperando para desayunar, baja cuando termines. —mi mamá me manda un beso antes de seguirse por las escaleras.

El ruido de la cuchara raspando el azúcar se ha vuelto parte de mi rutina diaria, de mi vida. Santiago Ortiz siempre poniéndole una cucharadita para mezclarlo con el café cuando se para en seco para sonreír y saludarme con uno de sus abrazos acogedores. Se apoya contra la isla de granito y me observa por el borde de su taza azul mientras bebe un sorbo de cafeína. Su cabello tan negro como la noche, peinado hacia atrás con tanto gel que se le hace como un casco para protegerse de los demás, así es como me lo imaginaba cuando lo conocí.

—Dani, ¿lo hablamos ya? —le pregunta a mi mamá, a lo que ella asiente.

Nos movemos a la mesa, en donde nos espera con unos bigotes dibujados de chocolate, mi hermano Rodrigo, de casi cinco años, quién llegó para completar a la familia y hacerme sonreír sin falta todos los días.

Los secretos que escondemosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora