Chapter 8

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— Rhaella basta de juegos, el Rey está solicitando su presencia.

Criston estaba buscando a la princesa dentro de las paredes de la fortaleza roja. Iban a ir de caza al bosque para celebrar el segundo onomástico del pequeño Aegon.

— ¿Qué sentido tiene ir a cazar y estar ahí sentada haciendo nada? De seguro que el lobo del Norte estará detrás de mi. — dijo Rhaella sin moverse de su escondite.

— Princesa, podríamos tener esta misma conversación tal cual si saliera de su escondite.

Criston sabía lo que hacía, la llamó princesa a propósito, porque sabía que a Rhaella le molestaban las formalidades.

Y funcionó. Rhaella salió de su escondite. Molesta. Pero salió.

— No creas que no sé lo que haces. Pero no vuelvas a usar esa palabra, Sir. Ya que me hiciste salir de donde estaba tan cómoda, tendré que ir con mi padre y todo el circo que invitaron para este día.

[...]

Rhaella miraba con curiosidad como su pequeño hermano estaba en brazos de una criada, y alrededor estaban todos los lores mimandolo.

Ella nunca había visto a un bebé crecer. Ella siempre fue la más pequeña y nunca tuvo la oportunidad de cargar a un bebé.

— ¿Puedo cargarlo? — le preguntó nerviosa a la criada y a Alicent.

— Rhaella. Por supuesto que puedes, no necesitas preguntar. — le dijo Alicent con una sonrisa.

Rhaella no tenía idea de cómo se cargaba un niño, así que solo recordó como lo tenía la criada anteriormente. Lo tomó de las costillas y el niño automáticamente puso sus piernas al rededor de su torso.

— Si no fuera por el cabello y los ojos Targaryen, sería igual a ti Ali...mi Reina.

— Oh no te preocupes Rhaella, somos familia después de todo. Dime Alicent.

A la princesa, a pesar de todo, ya no le molestaba que Alicent sea la esposa de su padre. Es más, hasta le agrada a veces.

De lejos, dos miradas de color negro miraban a la princesa con su pequeño hermano.

Los dos pensaron en lo buena madre que sería algún día. En especial la mirada que venía de sir Rickard Stark. Él soñaba con el día en que la princesa se enamorara de él y que un día, tendrían todos los hijos que ella quisiera.

Sir Criston por otro lado, admiraba la sonrisa de Rhaella mientras le hacía caras graciosas al pequeño Aegon. El caballero automáticamente penso en un futuro imposible, el cual solo se mantenía en sus sueños y más profundos pensamientos.

Inadmissible Love || Criston Cole Donde viven las historias. Descúbrelo ahora