Chapter 12

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Rhaella llevaba cinco minutos sin decirle nada a Rhaenyra. Estaba pensando en que podía hacer para salvar a su hermana y a su vez, poder librarse de sir Jackson.

— Rhaella, por última vez, dime ¿Qué está pasando? ¿Por qué reaccionas así?

— Lo siento, Rhaenyra. Es solo que me tomaste de sorpresa.

— No entiendo. Te cuento algo privado que podría llevarme a mi ruina y tú...

— Tú misma lo dijiste. Podría llevarte a la ruina. Rhaenyra, sir Jackson... 

Rhaella se quedó pensando. No tendría porque estar haciendo esto. Su hermana tiene que aprender por ella misma la clase de persona que era sir Jackson. Por supuesto que podía protegerla, pero Rhaenyra fue la que tomó su decisión y ciertamente Rhaella no era quien como para impedirle cosas. Impediría que Rickard hablé con su padre. Pero no haría nada más.

— ¿Qué?

— Nada. Si tú estás feliz, yo también lo estoy. — Rhaella recordó que probablemente muy pronto, Rickard estaría hablando con su padre. — Más tarde seguiremos hablando. Tengo que impedir algo.

Salió de la habitación de su hermana sin darle ninguna otra explicación. Tenía que encontrar a Rickard, y rápido.

[...]

Encontró su habitación. No habían guardias así que tocó la puerta. Al parecer Rickard estaba muy ocupado y no escuchó la puerta. Así que Rhaella llegó y paso.

Al pasar no había nadie. Apenas la princesa se dió la vuelta, escuchó una voz que se quejaba de algo.

Rhaella se acercó y vió que Rickard estaba en la bañera, de espaldas a ella. Así que no noto su presencia.

— Te quejas como una niña. — le dijo Rhaella.

Rickard saltó del susto.

— ¿Rhaella? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste?

— Estoy aquí por el tema de la mañana. La puerta estaba desprotegida. Toqué por supuesto, pero nadie salió a recibirme. — le sonrió. — Por lo visto, tienes una herida. ¿Puedo? — le preguntó señalando la herida del pecho.

Rickard estaba nervioso. Rhaella no tenía ninguna vergüenza de estar ahí mientras él se estaba bañando. Pero al final, decidió aceptar.

— Relájate. No voy a morderte. — le dijo Rhaella mientras agarraba un banco para sentarse junto a la bañera. — No... ¿Quién te hizo esto? De seguro fue un león. No. Peor aún. Un dragón. Es una herida incurable. Vas a morir. Lo siento mucho. — dijo Rhaella viendo la pequeña herida de tan solo el porte de una piedra.

— No te burles. Aunque no lo creas, arde al pasar la esponja.

— Es porque frotas muy fuerte. Los hombres son brutos por naturaleza al parecer. 

Inadmissible Love || Criston Cole Donde viven las historias. Descúbrelo ahora