Rhaella Targaryen, la famosa princesa de la belleza. Así la apodaron la gente del pueblo, y con bastante razón, todos caían bajo la mirada de la hermosa princesa, tanto así que ni siquiera su protector jurado resistió a sus encantos, el hombre que n...
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— ¿Cómo te sientes con respecto al adelanto de nuestro matrimonio? — preguntó Rickard.
Rhaella, como casi todas las mañanas, salió a dar una vuelta por los jardines del castillo junto a Rickard.
— No lo sé. No lo tomes personal. Pero es raro. En unos pocos días seré tu esposa. Y en unos años dejaré de ser "la princesa Rhaella" para convertirme en "Lady Stark".
— Naciste como una princesa. Y siempre lo serás.
Rhaella le dió una sonrisa efímera.
— ¿Y sabes la razón del adelanto del matrimonio? — preguntó Rhaella, con la esperanza de que Rickard no haya escuchado nada.
— Escuche algo. Pero no creeré nada hasta escuchar la versión real. — dijo Rickard en un tono frío y mirándola fijamente.
Rhaella bajó la mirada con vergüenza y arrepentimiento por no haberle dicho nada.
— ¿De verdad quieres saber la verdad?
Rickard dejó su semblante serio y se acercó.
— Rhaella, pudiste haberme dicho antes de que yo escuchara asquerosos rumores de ti. Te di toda la confianza para que hablaras conmigo de lo que fuera. Y sin embargo no me cuentas nada. ¿Sabes lo que dicen esos rumores? — Rhaella negó con la cabeza. — Dicen que te vieron... copulando con tu tío, y si no dicen eso de ti lo dicen de tu hermana. — ella lo escuchaba con la mirada hacia abajo, no podía mirarlo a los ojos.
— Pero yo nunca estuve con él. Para mí él es mi tío y jamás podré verlo de otra forma. Te lo juro por la memoria de mi madre.
— Rhaella, yo te creo. Pero si me ocultas cosas es difícil querer defenderte y no saber cómo. Así que ahora yo te pregunto a tí, ¿De verdad quieres que nuestro matrimonio sea así?
— No, por supuesto que no. Rickard, lo siento mucho... Si quieres la verdad te daré la verdad. — tomó aire y empezó. — Ese día, mi tío nos dijo a mí y a mi hermana que nos llevaría a recorrer la ciudad. Vimos una obra de teatro, y bebimos un poco en tabernas. Después, nos llevó a un burdel... y había un espectáculo. Mi hermana y yo solo fuimos expectadoras. Después Daemon nos dijo que regresáramos al castillo ya que muchos habían nuestro cabello. Y eso es todo.
— ¿Y que pasa con sir Criston? — a Rhaella se le detuvo el corazón por unos segundos. Rickard no tenía como saber lo de ella y Criston. — ¿No te dijo nada por salir a altas horas de la noche? — dicho esto a la princesa le volvió el alma al cuerpo.
— Hay un pasadizo secreto en mi habitación del que no tenía idea de su existencia hasta ese día. El cual me llevó a las afueras del castillo. Y al volver use el mismo pasadizo. Sir Criston no se dió cuenta de que salí en toda la noche. — mintió. No iba a arriesgarse a que Rickard sospechara algo.
