Cora entró en la habitación pensando en él, quizás no fuera para tanto y su jefa lo único que quería era que se sintiera mal, para colmo la dejo allí y ni siquiera la aviso cuando se marcho, sería la última vez que acudiera a una fiesta con ella y después de aquel día tenía claro que buscaría otra cosa.
Sam fue a buscarla a las doce, Cora salió con su mochila y vestida con vaqueros, camiseta y deportivas, allí estaba el esperándola, la verdad que le parecía muy atractivo, con el pelo desaliñado, alto y esa forma tan natural de espera sentado en el capo del coche.
—Bueno donde te apetece ir, que no hayas visto ya.
—Pues es complicado porque una ciudad como Granada y a un paso de Almería es difícil de no ver, yo creo que abre venido como unas quince veces.
—Menos mal que no soy el único, yo también he venido mucho.
—Pues me da igual donde ir y más en domingo, si quieres podemos pasear por el casco antiguo.
Pasearon por sus estrechas calles, visitaron la Alhambra y tapearon, después de pasar casi todo el día de un lado a otro, llegó la hora de marchar.
—¿Tienes el billete de tren comprado? —pregunto Sam.
—No, ¿Por qué?
—¿Si quieres podemos irnos juntos a Almería?
—Pues no se…
—No me importa llevarte.
—Vale.De camino a su ciudad, estuvieron hablando mucho sobre sus vidas, a que tipo de trabajo se dedicaba, Cora le contó lo que hacía como afición, que era a lo que le gustaría dedicarse, un toque distinto a los sabores de tartas, una original mezcla de flores para conseguir un sabor único a parte de unos diseños increíbles. Él trabajaba en una empresa de marketing, como modelo.
—¿Te viene de familia lo de modelo?
—En parte si, mi madre a sido modelo toda su vida, dijéramos que lo he mamado desde bebé —risas—. Y mi padre es director de una agencia de modelos.
—¿Tienes hermanos?
—Si, tengo dos hermanas mayores que yo, pero no tengo mucho trato con ellas, nos llevamos una diferencia de edad muy grande, yo tengo veinticinco años y ellas tienen cuarenta y treinta y ocho, pero dejemos de hablar de mi, háblame de ti, ¿te viene de familia lo de fabricar tartas con flores?
—Mi abuelo es cocinero y mi madre también, pero no hay pasteleros en mi familia, solo me gusta a mi, desde chiquitilla me gustaba imaginarme haciendo tartas súper bonitas, sobre todo para las novias eran las que más me gustaba dibujar.
—Interesante lo que haces jamás lo había ni oído y menso probado nada así.
—Puede que algún día te haga una y la pruebes…¿Puedo hacerte una pregunta?
—claro.
—¿Te has acostado con Elsa?
—¿Lo preguntas por lo de ayer?
—si
—No, no es mi tipo, te lo aseguro, hemos coincidido en algún evento más, aunque este feo decirlo, ella alguna vez me insinuó algo, pero no me gusta en absoluto.
Hablando sobre ellos el viaje se les hizo más ameno, una vez en Almería Sam la dejo en su casa, y antes de que se bajará del coche le pidió su número de teléfono.
—Bueno pues ya hemos llegado.
—Gracias por haberme traído.
—No me las des, yo también tenía que venir así que por que dejarte coger un tren, no tendría sentido.
—Bueno hasta otro día. —Cora salía del coche.
—Espera —Y ella se dio la vuelta—. Te importa si te pido tu número de teléfono para llamarte.
—Bueno. —Sam apunto el numero en la agenda de su teléfono.
—Gracias, te llamaré.
—Adiós… No lo hará—. Pensó Cora y entro en su casa.***
—Si no me hubieras llamado aquel día ahora no estaría cabreada conmigo misma, por que yo no estoy para perder el tiempo, quiero avanzar y noto como me lo estas impidiendo, sabe de sobra que no me gustan que me regalen flores sabes de sobra que me mata la impuntualidad y para colmo el que me suplique, pensó Cora en voz alta.***
FlashbackDos semanas después sonó el teléfono de Cora, era un número que no conocía, no lo tenía guardado así que no contesto, acabo de un rato volvió a sonar el mismo número y como veía que insistía lo cogió.
—¿Diga?
—¿Cora?
—Si soy yo, ¿¡Quién es!?
—Soy yo, Sam.
—¿Sam? A hola Sam, si perdona, dime.
—Pensaba que me habías dado un número que no era el tuyo.
—No hombre, es que al no tener el número grabado no quería cogerlo, tampoco me imaginaba que eras tú ya ni me acordaba.
—A gracias por lo que me toca.
—En serio, no pensaba en que llamarías.
—Pues ahora mismo estamos hablando, solo quería organizarme en el trabajo y estaba pensando ¿Si te apetecía comer conmigo mañana?
—¿Mañana? Déjame ver… vale si puedo.
—¿Te viene bien que te recoja a las una?
—Perfecto, hasta mañana.
—Adiós.***
—Y hay fue como comenzó todo, quedaste conmigo pasamos un día bonito, fuimos a comer, luego a pasear por la orilla del mar, todo un caballero pasaron las semanas me llamabas cada día, incluso algunas noches solo para saber como estaba, a los seis meses me hiciste tuya, recuerdo esa noche en tu casa, estábamos preparando galletas y con las tonterías de la masa de la harina empezó todo y te acercaste a mi, acariciándome los hombros me besaste el cuello, retiraste con cuidado mi pelo, mi cuerpo recorrió un escalofrío, seguiste besándome muy despacio hasta la nuca, yo seguía con las manos preparando las galletas y tu deseando que la soltara, me cogiste de la mano y me diste la vuelta, yo acaricie tus brazos y nos besamos, me cogiste en peso y me subiste en la encimera, después de llevar un rato fundidos en aquel beso me subiste al dormitorio sin soltarme me tumbaste y nos hicimos uno, recuerdo esa noche, fue muy especial esa pasión tu cuerpo al desnudo me fui enganchando de algo que no debía de ser, pasaron los meses, estaba más en tu casa que en la mía, no querías que me fuera, hay si que me hacías un hueco en tu vida y me pregunto ¿Por qué has cambiado tanto?, eso es lo que hecho de menos, el que ya no te preocupas tanto por mi, por nosotros, me dejaste tirada en la cena que prepararon mis padres hace dos meses, estaban todos mis hermanos pero faltabas tú y como fue la primera vez te creí y te perdone. Me dijiste que era el trabajo que estabas muy ocupado, que estabais pendiente de un contrato y te creí, me volviste a plantar en la boda de una de mis mejores amigas, yo era su dama de honor y tu eras mi acompañante, que mal lo pase, no me cogías ni el teléfono, me plante sola, no quería llorar por que ese día era especial, menos mal que Sami me entendió perfectamente, menos mal que conforme iba pasando la velada y entre una copa de champán y otra ni me acordaba de ti, me fui olvidando y me lo pase estupendamente hasta que llegue a casa, me lo volviste hacer hace un mes y te volví a perdonar y ahora en el día de mi cumpleaños, de verdad porqué soy tan terca y sigo contigo, necesito pensar.
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esencia de flores
Romance¿Qué sucede cuando hervimos una flor?...¿Y si esa esencia la usáramos para algo más que para infusiones?...Bella con tan solo 11 años se dio cuenta de que las flores sirven mucho más que para decorar... En el transcurso de su vida, y después de supe...