Capítulo 10

7 0 0
                                    

Ha llegado el día del funeral y todavía todo me parece irreal estos días parece que estoy viviendo en una mentira pero por lo menos mi mente poco a poco va procesando todo, es decir hace unos días no me creía que mi madre no estaba pero se puede decir que ya voy siendo más consciente.

¿Qué surrealista es la vida verdad? Un día estás tan feliz con tu familia sin preocupaciones y de pronto te arrebata a tu ser querido como si nada. Ya no hablaré más con ella ni nada es como si hubiera desaparecido del mundo y ¿Sabéis lo peor de todo esto? quien la conocía seguramente se acuerde de ella pero quien no la conociera es como si nunca hubiera llegado a existir. La verdad es duro pensarlo pero es así nunca me había parado a pensarlo hasta hora. A día de hoy me alegro de haber pasado bastante tiempo porque ya desgraciadamente no puedo.

He venido a comprar con mi padre, se nota perfectamente que los dos no tenemos ganas de ir a ningún sitio pero no nos quedaba otra opción dado que en la nevera solo queda agua así que sin entretenernos mucho compramos lo justo que hay escrito en la lista y nos marchamos a diferencia de antes que los tres nos pasábamos casi toda la tarde comprando sobre todo galletas y tonterías. Mi madre siempre decía con vosotros dos no puedo venir a ningún sitio porque sino la compra me sale más cara que las facturas. En ese momento papá y yo solo podíamos reírnos a la vez.

Una vez que llegamos a casa ayudo a mi padre a guardar la compra y subo arriba para elegir lo que me voy a poner para el funeral, no suelo usar mucha ropa negra así que me pongo un vestido que tiene una pequeña flor en el lado y bajo. Hoy no tengo ganas de maquillarme así que luciré mi mala cara durante el funeral pero a quién le importa.

Mi padre se ha puesto un traje de chaqueta totalmente negro y la verdad que aunque sea un color oscuro le queda perfecto me recuerda a esa típica escena de las películas en la que en el baile de graduación el chico va a casa de la chica con su traje y un ramo de flores.

Como ya se acerca la hora vamos de camino al funeral, papá no me ha dicho ni una palabra desde que llegamos del supermercado así que me limito a mirar por la ventanilla. Al llegar él me ofrece el brazo para andar porque se ha dado cuenta que hoy estoy un poco torpe con mis tacones. 

Estás guapísima Laurita, cada día me recuerdas más a tu madre- me dice con una sonrisa apagada.

Gracias papá, tú también te sienta muy bien ese traje pero a pesar de que me sonríe no puedo dejar de ver la tristeza en sus ojos, la mirada nunca miente.

Cuando llegamos al funeral puedo ver a algunas de mis tíos tanto de parte de mi padre como de parte de mi madre hemos decidido invitar a poca gente porque queríamos que fuera algo íntimo. Cuando ya está acabando el párroco pregunta si alguien quiere decir unas palabras entonces me acerco.

Mamá sabes que no soy una persona que sepa expresarse muy bien pero que sepas que, en estos días papá y yo no hemos dejado de recordarte ni un segundo y te aseguro que así será siempre, yo te decía que ojalá me durases toda la vida pero por desgracia te has ido demasiado pronto todavía nos quedaban muchas cosas que hacer juntas además de algunos viajes. No sé si me podrás escuchar desde donde estés pero te quiero y te querré muchísimo has sido una persona que has dejado huella en cada uno de nuestros corazones de los que estamos aquí. Vuela alto y brilla como solo tú sabes hacerlo Mamá. 

Me encuentro de rodillas frente al cajón de mi madre sin poder dejar de llorar hasta que noto que me ayudan a levantarme es mi padre que también está tan destrozado que en ese momento solo siento el impulso de abrazarlo sin encontrar ningún consuelo porque dos almas rotas no pueden recomponerse tan fácilmente.

¡¡Mira Laura!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora