Capítulo - III

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En el capitulo anterior.

—Christopher... me seria de mucha ayuda que cooperaras con él para que pueda encontrar al hombre que busca y también en cubrirlo en sus actividades de cacería, yo estaría mucho más tranquilo si todo acaba rápidamente.

—Lo que usted ordene, pero déjeme advertirle — puso una mano en el hombro del menor — Aquellos dragones son peligrosos, muchos dicen que además son encantadores y solo le pido... tenga mucho cuidado con él mi príncipe.


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A las siete en punto la gente comenzó a llegar a palacio, Felix había perdido la cuenta de a cuantas doncellas y señoritos le habían presentado y la cara que su madre le ponía con cada uno, como si rogara que mágicamente se enamorara de alguno y digiera que los quería desposar.

—Tus ganas de comprometerme no harán que mágicamente llegue el o la candidatos perfectos — le susurro a su madre luego de tener pegados los ojos soñadores de la princesa de Golden Bridge por casi veinte minutos — ¿Puedo retirarme al salón para preparar mi violín?

—No acabes con mi paciencia pequeño príncipe, sería bueno que elijas a alguien antes de que yo sea quien decida por ti — le sonrió captando que todo el mundo los miraba — Ahora sonríe y por favor toca tan hermosamente como siempre.

—Es lo que pretendo hacer — se acercó un poco más al oído de su madre — De todos modos, ¿Qué fin tiene comprometerme? sin un dragón con el cual tener un enlace de todos modos moriré — luego beso su mejilla y se marchó.

Decir que la gente lloro con la interpretación del príncipe en el violín no era una exageración, muchas personas se balanceaban de un lado a otro como las llamas de una vela mientras eran parte del derroche de talento de aquel joven muchacho.

Los semblantes cambiaron cuando la música se hizo más animada y apropiada para que los bailes comenzaran, las doncellas con sus hermosos vestidos parecían flotar y cada caballero se veía más elegante a medida que se avanzaba por el salón, Felix les sonrió a cada uno de ellos, eso hasta que cierto príncipe azabache se cruzó en su camino.

—Príncipe Lee, déjeme expresarle la profunda admiración que me ha provocado verle tocar de manera tan excelsa aquel violín — las doncellas a su alrededor parecían colapsar en cualquier momento al ver a ambos hombres interactuar sin poder decidir cuál de los dos era una mejor opción para desposar — ¿Me concedería usted la siguiente pieza?

—Me temo que mis habilidades como bailarín son mínimas por decir casi nulas, es una total vergüenza — le sonrió queriendo parecer avergonzado ante todo el público que tenían pendiente de ellos — Estoy seguro que cualquiera de estas bellezas señoritas sería una mejor compañía.

—Me gustaría insistir, cuento con la paciencia suficiente para hacer de usted un muy buen bailarín — Felix supo que el no desistiría y no quería más tensión sobre él, por lo que tomo la mano del azabache mientras este lo guiaba a la pista de baile — Ahora no va a poder escaparse de mí, príncipe.

Reino de Garras y Sangre. - Hyunlix.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora