Capítulo - VII

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En el capitulo anterior. 

—Habrá tiempo. Él... aun estará con vida cuando yo vuelva al palacio. — el pensamiento trágico pareció romper su alma.

Ahora más que nunca estaba consiente que el tiempo es oro, quería volver al palacio rápidamente pero no sin su misión cumplida, una vez que Ryujin se marchó se quedó contemplando a Choi dormido en el barro y algo dentro de sí le decía que debía poner especial atención en ese tipo, los próximos días serian cruciales.


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Sus sospechas respecto a la calidad de hombre que Choi era fueron totalmente corroboradas. Borracho, estafador y gustaba de manosear a las chicas en las tabernas, en los burdeles y de mirar de manera totalmente indecente a las doncellas de la nobleza en los alrededores del pueblo, Hyunjin estaba decidido aquella noche lo invitaría una copa y haría que hablara.

—Señor Choi que gusto verlo por acá. — dicho con tono jolgorioso haciéndose pasar por un estado anterior a la embriagues — Me preguntaba... ¿aceptaría usted beber conmigo?

—No faltaba más. — el hombre sí que estaba borracho y sus vasos gigantes venían uno detrás de otro, el azabache pensó que su misión de hacerlo hablar no demoraría mucho — Pero debo pedir disculpas por adelantado si de un momento a otro me desaparezco, usted sabe... las mujeres hermosas abundan en este lugar — dijo mirando obscenamente al escote de una de las mozas.

—Comprendo totalmente. — tomo su vaso de licor alzando para hacer un brindis, el tipo parecía feliz de tener alguien con quien beber — Se ve usted muy festivo señor Choi, ¿algún motivo en específico?

—Por esta hermosa nación, ¿no cree usted que todo aquí es bello?

—Sin duda lo es. — se permitió entonces hacer la primera pregunta. — ¿Usted no es originario de aquí? — el hombre negó — Oh... ¿De dónde es?

—Tierras lejanas, en donde casi todo es arena y el calor es insoportable — dijo con desprecio haciendo que la adrenalina comenzara a subir por la venas del azabache — Está lleno de ridículos pretenciosos, también poseemos una realeza... — entonces comenzó a carcajearse. — Ese estúpido rey se jacta de sus hijos cada vez que puede, si supiera...

— ¿Qué cosa?

—El príncipe de mi nación es un bueno para nada que jamás se deja ver, muy ocupado haciendo que sus sirvientas le chupen la polla bajo la mesa mientras él tiene sus reuniones sociales — Hyunjin sentía el calor comenzar a escaparse de su cuerpo, aquellas eran tremendas calumnias, no negaba que disfrutaba del sexo pero jamás faltaría el respeto de esa manera a quienes trabajaban para él o a ningún amante en general — Y la princesa... — el azabache pensó que ese desgraciado debía escoger muy bien sus próximas palabras o serían las ultimas y él debía llevar al bastardo con vida a casa — Es una pequeña puta con cara de mojigata, paseándose en el castillo como si fuera mejor que las demás — escupió con gran veneno. — Por eso hice lo que le hice.

Reino de Garras y Sangre. - Hyunlix.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora