El príncipe Felix proviene de un linaje real destinados a enlazar sus vidas con Dragones, aquellos seres les brindan protección, lealtad y salud. En la mayoría de los casos este enlace ocurre en la niñez, el joven príncipe ha entrado en sus veintes...
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Hace 30 años.
Sus pasos fueron urgentes entre más se acercaba al rincón secreto que tenía junto a su dragón en el jardín, podía sentir como aquel ser que era dueño de su corazón le esperaba ansioso, su conexión era fuerte y era probable que el dragón ya tuviera conocimiento de aquello que le quería comunicar.
Mirando la fuente de hermosos peces lo encontró tarareando una canción de cuna, aquella que muchas veces le canto cuando era un niño para sanarlo así cuando enfermaba. Finalmente el castaño lo miro y automáticamente sonrió.
— ¿El rey ha dicho que si? — el cuestionamiento llego mucho antes de que las palabras correctas abandonaran la boca de Minho.
—Si... ha dicho que si — podía ver los ojos del castaño volverse algo acuosos, si bien habían conversado sobre sus deberes como futuro rey, ahora que su padre, el rey regente había aprobado su boda con aquella doncella hacia las cosas mucho más reales para la pareja —Jisung... — tomo su rostro de abultadas mejillas buscando que el dragón lo mirara, necesitaba el contacto visual para repetirle que nada cambiaba, al menos, no respecto a ellos — sabes bien que hago esto porque es mi deber, la corona necesita un futuro nuevo heredero y... — los labios del castaño lo callaron al fin.
—Yo lo sé, Minho — sonrió evitando que las lágrimas cayeran — sé que tu amor, tus pensamientos y todo tu cuerpo es para mí, lo único que lamento es que si en el futuro tienes un heredero esto no será nuestro.
—Puede serlo, Hannie. — Besó sus mejillas — Sana no se negara a que estés cerca de él o la herederos, incluso por mucho que ella vaya a llevar el título de reina, el único rey para mi eres tú.
—Yo sé que soy tu corazón y tu alma, puedo sentirlo cada vez que te miro e incluso si estamos alejados, no dudo de tu amor, solo son... unos celos caprichosos por no poder darte un heredero proveniente de mi cuerpo, es todo — se dejó caer contra los brazos de su amado —de todos modos... Minho — se levantó rápidamente buscando los grandes ojos del futuro rey — promete que siempre le darás a Sana su lugar. Ella será tu reina y posiblemente la madre de tu heredero y debes tratarla como tal, promete que nunca la harás sentir poco importante, ella ya ha pasado por mucho en todo este periodo en donde ningún bruto barbaján ha querido desposarla, solo... cuídala.
—Lo prometo, amor. Mi reina será querida y respetada por todo Green Rock.
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