La mañana siguiente, Jisung y yo vamos a correr en el parque de nuestro barrio, como todos los días de la semana, llueva o truene. Cada uno de nosotros lleva un brazalete con nuestro iPod, pero hoy, parece que estamos escuchando nada más que al otro
—Lo hiciste, zorra. Se suponía que sería yo. — Presiona algo en su celular, frunzo el ceño cuando trato de ver lo que está leyendo.
—Entonces, debiste haberle dado tu número en lugar del mío.—
—¿Te llamó?—
—Río Han a las once. Deja a tu amigo loco en casa, eso fue todo lo que dijo.—
—Ja, ja! — dice, tomando mi teléfono, tecleando la contraseña y entrando a mis mensajes.Entrecierro mis ojos porque sabe mi contraseña, nunca podría esconder un secreto de él incluso si quisiera.
Ruego porque no vea mi historial de google, o se enteraría que he estado buscándolo.
Honestamente, no quiero aceptar el hecho de que tecleé su nombre en la barra de búsqueda más veces de las necesarias. Afortunadamente, Hannie sólo chequea mis llamadas perdidas, por supuesto, no tengo llamadas de él.
A juzgar por los artículos que leí anoche, Seo Changbin es el dios de las fiestas, el dios del sexo, y, básicamente, un dios. Y un problema, para comenzar. En este instante probablemente está borracho en su cama con mujeres desnudas a su alrededor y pensando: ¿Félix? ¿De quién hablas?
Sung me regresa el teléfono, se aclara la garganta y lee un tweet.
—De a cuerdo, hay varias noticias que debes escuchar. "Sin precedentes" "¿Sabes que todos vieron a SpearB besando a un espectador?" "Mierda escuché que se produjo una pelea cuando trató de ir tras él y empujó a un hombre" "Pelear fuera del ring es ilegal, Seo no podrá pelear por el resto de la temporada o por toda la eternidad" "Si, es por eso que fue expulsado del Pro" Todos estos son varios comentarios —Explica cuando baja su teléfono y sonríe — De todos modos si seguirá peleándo. Tiene una este sábado antes de viajar a otra ciudad. ¿Vamos o vamos?——Eso es precisamente lo que quería saber cuando llamó—
—¡Félix! ¿Te llamó o no?—
—¿Tú qué crees? ¿Cuantos seguidores tiene, Sung? ¿Un millón?—
—En realidad tiene dos millones tres mil seguidores—
—Bien, ahí está tu maldita respuesta— ahora estoy molesto y ni siquiera se por qué.—Pero estoy seguro que él quería algo contigo ayer—
—Ya hizo lo que quería, Jisung. Así trabajan esos chicos. Solo llaman la atención——Pero tenemos que ir el sábado— Decreta con un furioso seño que hace que su cara bonita se vea muy graciosa —Y tienes que llevar algo que haga que sus ojos salten y se arrepienta de no haberte llamado.—
—¿Señor Lee Félix?—
Nos dirigimos de nuevo a mi departamento y miro a una mujer alta cuarentona de cabello rubio de pie en la escalera de mi edificio.
Su sonrisa es cálida y estoy casi confundido cuando veo un sobre con mi nombre en su mano.
—Seo Changbin quiere que le entregue esto—Escuchar su nombre hace que mi corazón tropiece, y de pronto esta latiendo más de lo que lo hizo durante toda mi carrera esta mañana.
Mi mano tiembla mientras abro el sobre y saco un gran pase negro y rojo. Es un pase al backstage con entradas para la pelea del sábado. Son asientos centrales en primera fila, hay cuatro.
Mi cabeza da vueltas cuando noto que el pase tiene mi nombre escrito, en puño y letra. Y sospecho que es la suya.
En serio no puedo respirar.
—Woow — susurro, atónito.
Una pequeña burbuja de emoción crece rápidamente en mi pecho, y casi siento que tengo que correr un par extra de kilómetros para hacerla estallar.
La sonrisa de la mujer se ensancha.
—¿Debo decirle que ha dicho "sí"?——Si.— La palabra sale antes de que pueda pensar en ello. Antes de que pueda contemplar todos los titulares de los artículos que lei sobre él ayer, la mayoría de ellos destacan las palabras "chico malo", "borracho", "peleas de bar" y "prostitutas".
Porque es sólo una pelea, ¿no?
No estoy diciendo que sí a todo lo demás.
¿Cierto?
Miro con incredulidad las entradas otra vez, y Jisung boquiabierto en mi perfil ve como la mujer se sube a la parte de atrás de un Audi negro.
Cuando el auto se aleja, juguetonamente me golpea el hombro.
- Zorra. Te gusta, ¿verdad? Se suponía que era mi fantasía, ¡Ugh!—Me rio mientras le entrego su entrada, mi cerebro tratando de hacer click con la realidad.
—Creo que iremos, después de todo. Avísale a los chicos, ¿quieres?—
Hannie agarra mis hombros y susurra en mi oído mientras me conduce por las escaleras hasta mi edificio
—Dime que esto no te hace sentir un poco de cosquilleo.—
—Esto no me hace sentir un poco de cosquilleo—digo de forma automática, antes de entrar a mi apartamento agrego —Me hizo sentir uno muy grande.—Gritos y demandas vienen de Sung para seleccionar la forma en la que me vestiría para el sábado y le digo que si quisiera lucir como una puta se lo haría saber.
Finalmente, se da por vencido con mi armario, diciendo que no hay nada ni remotamente sexy, entonces se va a trabajar, así que me deja solo el resto del día.
Pero el cosquilleo no se va tan fácil. Lo siento cuando me estoy duchando, vistiéndome, y cuando estoy revisando mis correos electrónicos para buscar más puestos de trabajo.
No puedo explicar por qué estoy tan nervioso ante la idea de volver a verlo.
Creo que me gusta, y no me gusta que me guste.
Creo que lo quiero, y no me gusta que lo quiera.
Creo que realmente es el material perfecto para una aventura de una noche, y no puedo creer que comience a cuestionarme sobre eso también.