Seguimos a los dos hombres dentro de la primera parte de la enorme suite.
—Tus amigos pueden esperar aquí — dice Hyunjin, moviéndose hacia la gigantesca barra de granito negro —Por favor, sirvanse una bebida.—Mientras mis amigos se dirigen hacia las brillantes botellas de alcohol, un chillido inconfundible se le escapa a Hannie, y Chan me mueve para seguirlo.
Cruzamos la suite y entramos en el dormitorio principal, y lo encuentro sentado en un banco a los pies de la cama. Su cabello está húmedo, y sostiene un envase de gel contra su mandíbula.
La visión de este hombre asistiéndose una herida luego de haber roto repetitivamente hombre tras hombre con sus puños es de alguna manera extraordinariamente sexy para mí.
Dos mujeres se arrodillan en la cama detrás de él, cada una frotándole un hombro. Una toalla blanca está envuelta alrededor de sus caderas, y un río de agua todavía se aferra a su piel.
Tres botellas vacias de Gatorade han sido dejadas en el suelo, y tiene otra en su mano. Deja el paquete de gel en la mesa y termina lo último de la bebida, el líquido se termina de un trago, luego la tira a un lado.
Estoy fascinado mientras sus músculos arrebatadores se aprietan y relajan debajo de los dedos de las mujeres.
Sé que el masaje es algo normal luego de un ejercicio intenso, pero lo que no sé, y no puedo entender, es la manera en que verlo obtener uno me afecta.
Conozco la forma humana. La venero. Fue mi iglesia por seis años, cuando decidí que estaba en regla una nueva carrera para mí, cuando me di cuenta que no podría volver a correr otra vez. Y ahora, mis dedos pican a mi lado con el deseo de investigar su cuerpo, empujar y soltar, meterme dentro de cada músculo.
—¿Disfrutaste la pelea? —Me observa con una pequeña sonrisa engreida, sus ojos destellando, como si supiera que me encantó.
Es una cosa de amor y odio para mí verlo boxear. Pero simplemente no puedo darle un cumplido luego de escuchar a quinientas personas gritar lo bueno que era, así que me encojo de hombros:
—Lo haces interesante.——¿Eso es todo?—
—Si.—
Parece irritado cuando abruptamente sacude los hombros para detener a las masajistas. Se levanta y rueda esos hombros cuadrados, luego hace sonar su cuello hacia un lado, luego el otro. —Déjenme.—
Ambas mujeres me ofrecen una sonrisa y se dirigen afuera, y el instante en que estoy solo con él, me quedo sin aliento.
La enormidad de estar aqui, en su habitación de hotel, no está perdida en mí, y de repente estoy ansioso. Sus manos de dedos largos descansan a sus lados, y una ráfaga de deseo corre a través de mí mientras las imagino pasar por mi piel.
Mi cuerpo palpita, y con un esfuerzo levanto los ojos hacia su rostro y me doy cuenta que me está mirando en silencio. Se suena los nudillos con una mano encima de ellos, luego hace lo mismo con la otra. Parece agitado, a pesar de que no ha agotado la suficiente energía dándole una paliza a una docena de hombres hacia el suelo. Como si pudiera simplemente hacer un par más de rounds.
—El hombre con el que estabas recién— dice, flexionando sus dedos abiertos sus lados como si quisiera que corra algo de sangre, sus ojos observándome —¿Es tu novio?—
Honestamente, no sé qué esperaba al venir aquí, pero puede que hubiera sido algo en la línea de ser llevado directamente a su cama. Estoy tan confundido y más que un poco ansioso.
¿Qué quiere de mi?
—No, es sólo un amigo — respondo.
Sus ojos le dan una mirada a mi dedo anular y vuelven a subir. — ¿No estás casado?—