Obviamente, como cualquier persona con hormonas, el sábado estoy en un punto totalmente diferente, y me arrepentí más de una docena de veces de haber dicho que iria a la pelea.
Me consuelo con el hecho de que los chicos, por lo menos, están muy entusiasmados con ir.
Hannie llamó a Jeongin y Minho para que nos acompañaran. Minho trabaja con Sung en la firma de diseño de interiores. Jeongin todavía está estudiando para ser dentista y es mi vecino, amigo de muchos años, y un amigo de Sung desde la secundaria.
La multitud en el Underground es el doble de la última vez que estuvimos aqui, esperamos unos veinte minutos para subir al ascensor que nos conduciría a la arena.
Mientras Jisung y sus amigos buscan nuestros asientos, deslizo el pase al backstage alrededor de mi cuello y digo: -Dejaré algunas tarjetas de presentación en un lugar donde los luchadores puedan verlas.-
Tendría que estar loco para desperdiciar esta oportunidad. Estos atletas son tan fuertes que pueden destrozarse un órgano vital. Si alguna vez hay una oportunidad de hacer un trabajo de rehabilitación temporal, imagino que tiene que ser aqui.
Mientras espero en la fila para ser admitido a la parte de acceso restringido, el olor de la cerveza y sudor impregna el aire. Veo a Jeongin encontrar nuestros asientos al lado derecho del ring, y me impresiona lo cerca que los luchadores van a estar. Minho parece ser capaz de tocar el piso del ring si da un paso y extiende el brazo.
En realidad, se puede ver la pelea desde el fondo de la arena sin tener que pagar ni un centavo, excepto quizás una propina al portero, pero las entradas cerca del ring cuestan unos quinientos dólares, y Seo Changbin me regaló cinco entradas.
Dado a que he estado sin trabajo durante dos semanas desde mi graduación y estoy estirando mis ahorros, nunca podría haberme pagado esas entradas.
Mis amigos, todos graduados recientemente, tampoco podrían costearlas.
Aceptarían prácticamente cualquier tipo de trabajo que pudieran conseguir en este jodido mercado de trabajo.
Finalmente, le dan una mirada a mi pase de backstage, camino con una pequeña sonrisa feliz, estoy autorizado para caminar por un largo pasillo con varias habitaciones abiertas a un lado. Cada habitación tiene bancos y filas de casilleros, noto a varios combatientes en diferentes esquinas de la habitación, conversando con sus equipos.
En la tercera habitación que miro, está él, y un escalofrío de nerviosismo se precipita a través de mi.
Está perfectamente relajado, sentado en un banco largo de color rojo, viendo como un hombre venda una de sus manos. Su otra mano ya vendada, toda cubierta con cinta, a excepción de los nudillos.
Tiene la cara pensativa y sorprendentemente juvenil, y me pregunto cuántos años tiene. Levanta la cabeza, como si me detectara, y me descubre inmediatamente.
Un destello de algo extraño, poderosas chispas escapan de sus ojos, se extienden por todo mi cuerpo como un rayo. Reprimo mi reacción y noto que su entrenador está ocupado diciéndole algo.
Changbin no puede quitarme los ojos de encima. Su mano aún está estirada, pero parece olvidar que su entrenador le sigue dando instrucciones.
—Bueno, bueno, bueno...—
Me giro hacia la voz a mi derecha, y una astilla de temor se abre en mi estómago.Un enorme luchador se encuentra sólo a un metro de distancia, me mira con ojos que son pura intimidación, como si yo fuera un postre, y él tuviera la cuchara perfecta.
Veo a Changbin tomar la cinta de su entrenador y lanzarla a un lado antes de que se levante y camine lentamente hasta situarse junto a mí.
Cuando lo siento detrás de mí y un poco hacia mi derecha, la conciencia de su cuerpo pegado al mío se filtra en cada uno de mis poros.
Su suave voz me hace temblar mientras se enfrenta a mi admirador.
—Sólo vete—
Le dice al otro hombre en voz baja.El hombre que reconozco como Wonho ya no me está mirando. En cambio, mira por encima de mi cabeza y ligeramente a un lado. Al lado de Changbin no parece tan grande después de todo.
—¿Es tuyo?— pregunta con los ojos brillantes y entrecerrados.
Mis muslos son gelatina cuando su respuesta se desliza como una cascada en mi oreja, tanto aterciopelada como escalofriantemente dura.
— Puedo garantizar que no es tuyo—
Wonho se va, y por un largo momento, Changbin se queda ahí, una torre de fuerza muscular casi tocándome, su cuerpo y su calor me envuelven.Escondo mi cabeza y murmuro —Gracias.—
Y huyo rápidamente, me quiero morir porque juro por Dios que él bajó la cabeza para olfatearme.