† En el Fondo †

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—¡Muset!

No tenía ni el más mínimo intereses en escuchar a mi mamá, pero lamentablemente me iría peor si no lo hacia.

Taché la foto de Nacho de mi lista. Cerré la libreta y salí de mi habitación. Era increíble como la calefacción solo llegaba a cualquier parte de la casa menos a mi habitación.

No, la verdad no era increíble.

Llegué a la cocina, encontrando a Dyan en la mesa y a mamá sirviendo la comida. No me convencía mucho.

—¿Qué compro? —llevé mis manos por detrás de mi espalda— ¿O es algo nuevo? ¿Quieren que los vea comer?

Dyan rodó los ojos y mamá rió por lo bajo.

—¿Por qué dices esas cosas, hija? —colocó un plato enfrente de mí—. Queremos que cenes con nosotros, he estado pensando mucho...

Oh no.

—¿Y entonces...?

—Sé que han sido años difíciles para todos y que nuestra relación ha caído...

—Nunca fue una excelente relación.

—El punto es que ya no quiero que sea así, Muset —dejó un vaso de jugo al lado del plato—. Quiero empezar de nuevo, ¿podrías comer con nosotros?

Ella sirvió el plato y el jugo de Dyan, luego indicó que el plato sobrante era el mío. Eso no me convencía del todo, y sus repentino discurso después de no verme por una puta semana tampoco.

Tomé asiento. Ella sonrió.

—¿Me das un vaso de agua? —le pedí, ella asintió.

Miré el vaso con jugo, era de naranja, el favorito de Dyan. Estaba frío, tenía hielo porque lo moví y se escuchaba, también porque ojee el vaso de Dyan, quién se había retirado de la mesa para atender una llamada.

Mamá me entregó el vaso con agua y se dio la vuelta para servir su comida, intercambié mi vaso con el de Dyan.

—¿Te gustan los panqueques? —preguntó mamá de espaldas.

—Todavía no los he probado...

Era una torre de tres, corte un pedazo de cada panqueque, exactamente un pedazo de enmedio. Al tener los tres, los agregué al agua y esperé un tiempo.

Dyan volvió, tomé el jugo que antes era suyo y lo bebí.

—¿Qué hiciste? —Dyan hizo una mueca al ver los trozos de panqueque en el vaso de agua.

—Nada.

Le di otro trago al jugo. Dyan empezó a comer. Mamá terminaba de servir su comida. Dyan escupió el jugo que había bebido, rápidamente saqué los trozos de panqueque del vaso de agua.

—Toma agua, para que pasen el mal sabor de boca —le extendí el vaso de agua.

—Gracias.

Él bebió el agua y se calmó un poco. Seguí tomando el jugo.

—¿Probaste los panqueques? —mamá se sentó a mi lado.

—Todavía no...

Dyan se levantó rápido de la mesa y corrió fuera de la casa, mamá fue detrás de él, asustada. Tomé el vaso de jugo y me levanté, fui hacia ellos.

Dyan vomitaba.

—Lo pensé bien, mamá, no quiero comer con ustedes.

Y me encerré en mi habitación. Dejé el vaso en el escritorio y pateé, sin tanta fuerza, el mismo.

Muset ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora