† Es Real †

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Desde que tengo 11 años me ha gustado tener todo planeado, pero también fue más que un gusto, fue una manera de sobrevivir.

Tenía un plan, lo creé desde el día de mi cumpleaños, habían pasado tres semanas de ahí y todo iba muy bien. No me habia ido de mi objetivo; sentirme bien, pero no conté que mi alrededor también podía hacerme sentir bien.

Y no lo conté porque sería momentáneo, yo quería una felicidad eterna.

Mafe no estaba para nada en un plan, porque sabía que a todos los que involucrara, terminarían mal y no quería eso para ella, la conocía, sabía que estaría bien.

Ella era lo que me mantenía para seguir con el plan, porque sino me hubiera rendido hace dos muertes.

—¿Sabías que podemos crear piscinas de baba? —Mafe rió por lo bajo, quise admitir en voz alta que me gustó eso, pero no lo hice.

Me separé bruscamente de ella, que seguía riendo.

—No digas eso mientras te esté besando —junté las cejas, ella dejó de reír—. Creo que ahora pensaré mucho en eso...

Mafe pasó sus dedos por su cabello, luego se inclinó hacia mí, apoyando su manos en el colchón, a mis costados.

—No pienses eso, la verdad cuando lo descubrí casi vomité —asintió lentamente.

—Ahora no, quizás lo piense cuando vaya a dormir.

—Haz lo que sea para no pensar en eso, en serio, me agradecerás.

—Tendría que distraerme hasta estar lo suficientemente cansada para no pensar nada cuando me acueste —arrastré mi mano por el colchón, buscando subirla por su brazo.

Mafe se acomodó, pensando algo. Me resultaba adorable la forma en la que siempre quería buscarle la solución a algo sin darse cuenta de que la solución estaba en ella.

—¿Qué podrías hacer? —hizo un puchero.

—Estar contigo.

Enrede mis dedos en su cabello y volví a besarla.

Le mentí, no pensaría en esa piscina, y si lo haría no me diera asco, solo hice una excusa para que se quedara su que supiera si lo habría hecho sí o sí.

Pude haberme quedado más tiempo, pero tenía todo planeado, y me está excediendo con el tiempo definido.

Aunque me gustó excederme. Nunca lo dije.

Al día siguiente, volví a mi plan, curiosamente cuando desperté, Mafe miraba por el ventanal y un plato con comida estaba en mi escritorio. Me indicó que era mía, luego salió por el ventanal diciendo que me vería después.

No me despedí, solo la vi alejarse.

Miré la comida, supuse que era una hecha por mamá y que ella se la pidió a Dyan, porque él hacia lo que sea por Mafe. Comí eso, creyendo en Mafe y el enamoramiento de Dyan.

Me senté en el escritorio, divisé la libreta en la que escribió la noche anterior y todos los recuerdos vinieron a mí, pero los aparté y busqué el registro de mis amigos. La foto de Nacho tachada me hizo sonreír.

—Fue como un alivio, Nachito.

La foto de Phoebe en espera de ser tachada, cada vez me faltaba menos, y era obvio que el próximo sería Matteo, no se quedaría con el premio de haberme sacado del colegio.

Cerré la libreta y entré al baño, me arreglaría para ver la cara de enojo de Matteo cuando llegará y el próximo en salir fuera él.

Sentía que me hacían el trabajo tan fácil que por un momento lo creí una trampa, pero una bien hecha. Tomé mi celular y salí de mi habitación, camino a el colegio.

Muset ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora