C.29

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Unas horas más tarde (aún en el hospital privado de Los Ángeles).

Pov Lisa.

Dios! Siento mis articulaciones tronar y doler a cada parte de mi cuerpo.

No se cuanto tiempo lleve dormida, lo último que recuerdo fue acercarme a la puerta de mi cuarto y en cuanto trate de abrirla, la persona del otro lado alcanzó a hacerlo primero.

Y por desgracia terminó dándome una paliza en la frente. Ahora que recordé eso lleve una mano a la zona afectada que ya no dolía tanto como dolió al principio.

Apenas fui buscando el dolor en mi frente, me topé con algo ¡enorme!.

¡¿Y ese bulto en mi frente que?!_ Amplie la vista muy asustada al sentir el gran chichón que me había hecho.

Juraria que estás cosas solo pueden pasarme a mí.

Aleje mi mano de mi frente luego de darme tal susto, después recordé el tratamiento que los doctores habían hecho para mi, era hacer aquel extraño y algo absurdo ejercicio, estirar las piernas, abrir y cerrar los puños varias veces y así seguidamente. Hasta sentir que los huesos ya no duelen.

Realmente me sentía como una anciana al estar en estas condiciones.

Suspiré al final de mi calentamiento tratando de salir de la cama sin lastimarme en el proceso, pero nuevamente fallé en el intento.

Porque al tocar el suelo, lo hice tan rápido que ni siquiera pude reaccionar cuando me di cuenta que tropecé con una cartera de marca Chanel en el suelo. Así caí al suelo.

Esperen, ¿Chanel?

Esa marca solo puede ser de alguien de la familia Kim, y esa es Jennie.

Eso me llevó a pensar, aun estando en el suelo. Que posiblemente Jennie estaría aquí en el hospital.

Sin darme cuenta ya tenia plantada una sonrisa en los labios, tuve que sacudir la cabeza varias veces borrando esa sonrisa de mi rostro.

¿Pero y si ya se había hido?.

Tendré que ir a verlo por mi propia cuenta, además. Ya tenía ganas de salir de este cuarto.

Me levanté del suelo con un poco de dificultad, aún me dolía el brazo dañado por la bala que recibí y sumándole el golpe en mi frente dolía  mucho peor.

Al lograr equilibrarme bien, camine despacio y sin apuros hacia la puerta del cuarto pero al estar solo a unos pasos de la puerta.

Me detuve. ¿Porque? Bueno, porque se me había venido a la cabeza la idea de que talvez alguien estaba apunto de abrir la puerta otra vez y que al hacerlo yo quedaría con otro chichón en la cabeza y obtenendria otro estado inconsciente por el golpe.

Y eso era algo indeseado para mí.

Estuve quieta allí casi por un minuto, no quería golpearme devuelta así que para estar segura conté hasta sesenta  esperando señales de que alguien abriera la puerta.

Pero nunca pasó, no en sesenta segundos.

No espere más y abrí la puerta, asome mi cabeza para ver a los pasillos pero no habían doctores o enfermeros recorriendo como solían hacerlo todo el tiempo.

Talvez simplemente sea la hora de descansó de los enfermeros.

Sin muros en la costa, salí por completo de la habitación y caminé lo más discreto para que no oyeran mis pisadas, no traía zapatos y tenia los pies descalzos asi que se me hacia más fácil no hacer ruido.

Misión 21.- (Jenlisa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora