Una semana sola con Seung. Mi lado perverso, ese que solo él es capaz de sacar a flote, se siente entusiasmado ante la idea. "Quiero escucharte gritar" Sus palabras vienen a mi mente, como un presentimiento de lo que podría ocurrir. Pero la diminuta porción de cordura que queda en mí, me dice a gritos que no debo permitirlo. Se lo que ocurriría y no debe ser, no solo porque para Seung es solo un juego más, sino por mi marido. Ahora mismo soy alguien impura, alguien que no lo merece. Pero también soy demasiado cobarde para confesarle mi error.
― ¿A qué hora sale tu vuelo? ―Pregunto mientras termino de acomodar su traje dentro de la maleta.
―A las 12 ―Responde desde el baño― ¿Esta todo? ―Pregunta mientras abre un cajón buscando una camiseta. Acaba de tomar una ducha, está semidesnudo envuelto en una toalla, el agua gotea de su pelo, pero en lo único que puede pensar es en una forma de evitar lo que ha planeado esta tarde.
―Si. Puse tu traje gris y el negro, como me pediste. También dos camisas extras por cualquier incidente ―Asiente y se acerca dándome un beso en la mejilla, impregnándome de la frescura que su piel emana.
―Eres la mejor ―Ojala pudiera estar de acuerdo, pero justo ahora me siento la peor. Esbozo una sonrisa desganada y me dirijo a la cama. Retiro la sabana de ambos lados y me siento en el borde.
Min es perfecto en muchos sentidos, no solo físicamente y sexualmente, es todo lo que necesito y quiero, pero...
―Llévame contigo ―Digo sin pensarlo, él deja la camisa que estaba a punto de devolver al cajón y sus ojos escrutan mi rostro.
Nunca antes le he pedido algo así, nunca, ni siquiera cuando sus viajes se prolongan por casi dos meses. No temo a estar sola o eso era antes, pero ahora todo ha cambiado, no soy dueña de mi voluntad. Además es la única solución que encuentro.
―Sabes que no puedo ―Dice con tranquilidad, mientras se acerca y ocupa un lugar a mi lado.
―Por favor ―Estoy siendo irracional.
― ¿Qué pasa? ―Arruga la frente y me mira interrogante. No puedo decirle que es porque me acecha, que me ha hecho suya, dos veces. No puedo, eso acabaría con mi matrimonio.
―Quiero acompañarte ―Mi voz sale con menos convicción de la que quisiera.
― ¿Es por Seung? ―Sí, sí, es por él. Porque me vuelve loca, porque soy débil― Créeme que aunque parezca un tipo raro es buena persona ―No, definitivamente no es así.
―Min... ―Coloca su mano sobre la mía y niega.
―Me quedo más tranquilo si te quedas con él ―Definitivamente no tiene idea de lo que dice. Estaría mil veces más segura sola.
―Puedo quedarme sola, no sería la primera vez ―Acaricia mi mejilla y sonríe.
―Así que es por él ―Rayos.
―No me gusta ―De nuevo sonríe, pero ahora es una sonrisa amarga la que sus labios forman.
―Es curioso... ―Comienza a decir con expresión pensativa― Creo que él provoca muchas cosas en ti ―Me quedo de piedra.
― ¿Por qué dices eso? ―Pregunto inquieta. ¿Acaso lo sabe?
―Por nada en especial. Es solo que nunca me habías pedido nada, ni para bien o para mal. Siempre tan perfecta y recta, nunca antes una persona te había disgustado tanto como para querer echarla de tu casa ― ¡Rayos! Sus palabras me duelen. Sé que tiene razón, siempre he vivido intentando ser perfecta, aparentando algo que realmente no soy. Su pulgar recorre mis labios y suspira― Hablaremos de esto cuando regrese ¿De acuerdo? ―No tengo argumentos para discutir.
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Una pasión peligrosa
Teen FictionTodo el mundo me recuerda lo afortunada que soy. Pues tengo un marido ejemplar, es guapo, amable, fiel y muy rico. Me tiene viviendo como a una reina. Soy feliz, no lo puedo negar. Min es dulce a la hora de sexo y siempre me dice que me ama. Yo tamb...