¿Me preocupa más lo que pueda sentir Seung que mi propio marido? Esto no tiene sentido, pero no puedo explicarlo.
―Sid ―miro a Min, quien sonríe de manera dulce. Estoy confundida, más que confundida. Una parte de mí se siente molesta con su llegada. Él no debería estar aquí, no aun, no debería.
―Llegaste ―Digo componiendo mi expresión. No debo mostrar mi malestar. Algo totalmente absurdo. La mirada de Seung me pone las cosas difíciles. Sé que a diferencia de mi marido, él puede ver a través de mi careta de mujer perfecta y sabe que no estoy bien y mucho menos contenta con la llegada de mi marido.
―Si ―Asiente Min.
― ¿Todo bien? ―Inquiero mostrándome un poco más relajada― ¿Por qué no llamaste para que te recogiera? ―Se encoje de hombros y pasa su mano por mi hombro, es un gesto inofensivo y que podría parecer normal, pero no es así. Min no hace estas cosas, nunca, ni por error, menos delante de otra persona. La forma en la que ha deslizado la punta de su dedo, de manera lenta y sugerente. Quizás comienzo a perder la cabeza o todo lo que he hecho con Seung me ha puesto en este estado. "Tranquilízate Sid".
―No quise molestarte, además Seung me recogió sin ningún problema ―Dice dedicándole una mirada― Y regrese antes, porque resolví los negocios cuanto antes para poder volver ―Explica sereno― Me dejaste preocupado ―Ahora es su mano la que se mueve por mi muñeca. "Hablaremos cuando regrese" ¡Rayos! Eso dijo, pero no, no quiero hablar. ¿Qué está mal conmigo?
―Lo lamento. No quise preocuparte ―Digo con sinceridad, pero al ver a Seung me arrepiento. Esto fue antes de estos días, cuando estaba resuelta a que se marchara, pero algo ha cambiado, mejor dicho, todo ha cambiado. No quiero que se vaya.
―Está bien ―Afirma Min.
―Vamos para que descanses. Debes estar agotado ―Es menos del medio día, eso quiere decir que salió de madrugada. ¿Por qué? Siempre espera a que amanezca del todo, para volver.
―Si ―Me giro hacia el pasillo, sin ver a Seung. Avanzo sintiendo su mirada en mi espalda. "Lo siento".
No sé cómo actuar, debería sentirme culpable con Min por todo lo que hemos hecho, por lo que he disfrutado, pero no es así. Quizás hayan sido los mejores días de mi vida. Sin embargo, sabía que no duraría, soy una mujer casada y Seung es su primo. No debo olvidar que eso solo era un trato. Escucho como Min cierra la puerta, me giro y descubro que comienza a quitarse la corbata, pero no es eso lo que me toma por sorpresa, sino la mirada que ha puesto.
― ¿Quieres darte un baño? ―Pregunto señalando la puerta, pero niega lanzando al piso la prenda. ¡Dios! Sus dedos se posan sobre los botones superiores de su camisa y entonces comienzo a temer. ¡No puedo, no quiero! No creo ser capaz de estar en estos momentos con él― ¿Haz llamado a tu madre? ―Insisto intentando parecer normal.
―Más tarde ―Dice avanzando un paso. ¡Dios! ¡No puedo! Pero... tengo que hacerlo. Paso saliva y me obligó a ir a su encuentro. Se lo que quiere, pero de nuevo me resulta extraño. Libero el último botón de su camisa, dejando su perfecto pecho desnudo. Sin embargo, no ocurre nada, no siento nada, nada. ¿Qué sucede? Noto algo que también va fuera de lo normal en Min, no lleva playera debajo de la camisa, como de costumbre― Hacia un poco de calor ―Explica al notar mi desconcierto.
―Entiendo ―Murmuro y tiemblo cuando sus manos se posan en mis caderas.
―Te eche de menos, Sid ―Levanto la mira pero justo.
― ¡Primo! ―La voz de Seung se escucha del otro lado de la puerta.
― ¿Qué pasa? ―Pregunta Min sin dejar de verme. Intento no alterar mi expresión, pero siento alivio de la interrupción.
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Una pasión peligrosa
Novela JuvenilTodo el mundo me recuerda lo afortunada que soy. Pues tengo un marido ejemplar, es guapo, amable, fiel y muy rico. Me tiene viviendo como a una reina. Soy feliz, no lo puedo negar. Min es dulce a la hora de sexo y siempre me dice que me ama. Yo tamb...