¿Picnic?
Eso no parecía algo que Seung pudiera hacer. Aunque claro, supongo que todo lo que él hacía tenía que ver con sexo, alcohol o diversión. ¿Quién era Seung en realidad?
― ¿Qué pasa? ―Pregunta mirándome con el ceño fruncido. Es Extraño, pero es la primera vez que siento curiosidad por él― ¿No te gusta la idea?
―Ah... ―No es que no me guste su propuesta, es solo que...― Bueno, no lo sé ―Los paseos con Min no son algo que hagamos en pareja, más que nada las pocas veces que hemos salido, sus padres siempre están con nosotros.
―Mmm... te encantara, te lo aseguró ―Dice dándome un beso en la nariz― ¿Ya te sientes mejor?
―Si.
―Me baño primero, y alisto las cosas.
― ¿Alistar? ―Pregunto sorprendida.
―Claro. La comida y todo lo necesario.
―Lo sé. Pero ¿No debería hacerlo yo? ―Niega poniéndose de pie.
―Yo puedo hacerlo. No tardo.
Lo veo entrar al baño, miro el techo y suspiro. ¿Qué me está pasando? Me envuelvo en la sabana y salgo de la habitación. Subo las escaleras y entro en mi habitación. Lo primero que veo es la cama, la cama que comparto con Min y que me recuerda mi realidad. No obstante, es la primera vez que no siento remordimientos, culpas o que me recrimino por dejarme llevar. No es solo el hecho de haber bailado y bebido, sino sentirme libre, viva. Entro al baño y permito que el agua tibia relaje mi cuerpo y me preparo para otro día con Seung.
―Todo listo ―Anuncia de pie junto a la puerta. Lo he visto entrar y salir de la cocina, obviamente no me ha dejado entrar, así que he hecho la colada y limpiado el resto de la casa. También he llamado a mi suegra para saludarla.
― ¿Todo? ―Sonríe de lado.
―Por supuesto.
― ¿Está bien mi ropa? ―Me resulta extraño pedirle opinión, pero me ha dicho que debo ponerme algo cómodo. Así que he optado por llevar un vestido ligero de flores que me llega hasta las rodillas y zapatos bajos.
―Perfecta ―Él también viste ropa cómoda, jeans y una playera de algodón― Vamos ―Abre la puerta y salgo de la casa. Voy directo a la puerta del copiloto y abro por mi misma.
Seung no es el típico caballero como Min y aunque siempre me quejo, no estaría mal que aprendiera un poco de modales. Sonrió ante tal idea mientras me coloco el cinturón.
―Me gusta cuando sonríes ―Su comentario me toma por sorpresa. Niego poniéndome seria y eso le causa gracia.
― ¿Adónde vamos? ―Pregunto sintiéndome un poco incomoda.
"Sonreír" No es algo que suela hacer y menos por una tontería. La mayoría de mis risas auténticas siempre ocurren cuando estoy sola, cuando Min se marcha y disfruto de una película cómica. Min nunca ha dicho que le guste mi sonrisa. Y aunque no debería estar comparándolos, no puedo evitar que ese pensamiento cruce mi mente. Evidentemente son completamente diferentes.
―Confía en mi ―Dice entusiasmado― ¿Te gusto el lugar de anoche?
―No estaba mal ―Digo poco convencida. Ríe.
―Pues anoche decías que era muy bueno.
Tiene razón, no era solo bueno, era increíble o quizás sea porque no tengo punto de comparación. Como sea, no puedo aceptar que me gusto, así como tampoco puedo aceptar que me gusta lo que hace conmigo. Esto es solo un trato, solo por mi matrimonio.
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Una pasión peligrosa
Teen FictionTodo el mundo me recuerda lo afortunada que soy. Pues tengo un marido ejemplar, es guapo, amable, fiel y muy rico. Me tiene viviendo como a una reina. Soy feliz, no lo puedo negar. Min es dulce a la hora de sexo y siempre me dice que me ama. Yo tamb...