―Amo a mi marido ―Es lo único que se me ocurre decir ante su atrevimiento y mi debilidad. Sonríe y se cruza de brazos con aire divertido.
―Nunca he dicho lo contrario, ni tampoco tengo problemas con ello ―Sera patán. ¿Cómo puede decir eso? Avanzo ignorándolo, pero su mano me sujeta por el brazo, intento ignorar el calor que su mano inyecta en mi piel.
―No ―Respondo con convicción y me sigo de largo. Ya he hecho demasiado ¿Acaso no lo entiende? ¿Qué más quiere de mí?
Me cambio de ropa y tomo mi bolso, no pienso quedarme sola con él, así que salgo a toda prisa rumbo a la casa de mi suegra. No confió en mi fuerza de voluntad, si es que existe algo como eso. Min ha prometido hablar con él, así que solo tengo que evitarlo a toda costa por el resto del día.
Subo a mi auto y me pongo en marcha. Enciendo la radio mientras Total eclipse of the heart suena en la radio. Aumento el volumen y recuerdo como Min me pidió matrimonio utilizando esa canción de fondo. Sonrió como una colegiala e intento prestar atención al camino. Levanto la vista y miro por el espejo retrovisor, entonces mis ojos se encuentran con un auto conocido. ¡Es Seung! ¿Por qué me está siguiendo? ¡No puede ser! Sabe que he estado a punto de ceder a su petición. Acelero intentando perderlo, pero es evidente que sabe a dónde me dirijo. Esto no es sano, si aceptara no habría vuelta atrás, no puedo con lo que me hace sentir pero tampoco Min lo merece.
En cuanto las ruedas se detienen, tiro de la manija y bajo a toda prisa del auto, tratando de evitarlo. Logro cruzar el sendero y traspasar la puerta cuando veo que su auto se estaciona. ¿Nunca se rinde?
―Buenos días, señora ―El saludo de Matilde me hace pegar un salto.
― ¡Dios mío! Me asustaste.
―Lo siento... ―No tengo tiempo de aceptar sus disculpas, Seung se dirige hacia nosotras.
―No importa ―Avanzo hasta pisar la alfombra de la elegante sala y veo a mi suegra sentada en su sillón favorito. Justamente sosteniendo la figura de porcelana que le regalamos.
― ¡Sid! Querida ―Me acerco y la saludo con un beso en la mejilla.
―Madre ―Mi cuerpo se crispa al escuchar sus pasos a mi espalda.
― ¡Tía! ―Canturrea mientras se acerca. Me muevo a un lado antes de que este demasiado cerca de mí y me remuevo incomoda sobre mis elegantes tacones.
― ¿Vinieron juntos? ―Pregunta ella mirándolos a intervalos.
―No ―Me apresuro a decir y él me dedica una sonrisa de lado que resalta su perfecta mandíbula y sus apetecibles labios. ¿Qué demonios estoy pensando? ― ¿Debo ayudar con la comida? ―Me ofrezco intentando evitarlo lo más posible.
―No es necesario. Ya he dispuesto todo. ¿Se quedaran a comer? ―Seung no responde, está pendiente de mí.
―Me temo que no, he quedado con Min para comer.
―Ya veo. No te preocupes. El deber de una esposa siempre esta con su marido ―Su comentario inyecta veneno dentro de mí. Yo no soy una buena esposa.
― ¿Le ha gustado? ―Pregunto refiriéndome a la figurilla. Los ojos se le iluminan al mirarla y asiente.
―Esta preciosa ―Le devuelvo la sonrisa, pero en cuanto veo la extraña mirada que Seung me dedica, se me borra al instante. Su expresión altanera ha desaparecido por unos segundos.
―Me despido, solo quería saludar ―Anuncio tomando mi bolso― Necesito algunas cosas para la comida, así que pasare antes de regresar a casa.
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Una pasión peligrosa
Novela JuvenilTodo el mundo me recuerda lo afortunada que soy. Pues tengo un marido ejemplar, es guapo, amable, fiel y muy rico. Me tiene viviendo como a una reina. Soy feliz, no lo puedo negar. Min es dulce a la hora de sexo y siempre me dice que me ama. Yo tamb...