¿Cómo puedes diferenciar la realidad de una simple ilusión?
Tratar de sobrevivir a la escuela es tarea fácil, pasar desapercibido es una tarea más difícil para Bulma. Seguir con su vida rodeada por la soledad ha sido el trabajo que se ha propuesto.
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Me enderece rápidamente, queriendo ocultar mi sorpresa. — ¿quieres volver al libro?
Su mirada se desvío a su puño apretado, note las venas que se marcaban en este, — no en realidad, esto es una vida nueva, si no existo aquí, imagina todo lo que puedo hacer... — su sonrisa era maliciosa.
Reí con sarcasmo. — ¡ni de chiste! Ya que para hacerlo tendría que ir contigo y ni de broma ire a la cárcel.
— ¿y quien dijo qué iríamos a la cárcel?
— ¡Tu faceta de diversión no es beber y ponernos high! Robaste elementos medicos creyéndote taxidermista.
— Fue solo una vez.
— Con esta podrían ser dos, — me levanto, guardando el libro en la estantería, — lamentablemente tendrás que ser un adolescente normal, también será un reto para ti.
Arrugo su ceño, se cruzo de brazos. — es incomodo que sepas tanto de mi, cuando eres tan solo una mocosa, ¿qué te motivo a leer de mi vida siendo un enfermo mental?
Me congele por un segundo, lo sabia muy en el fondo, pero no podía decirlo, tal vez si me gustara otros libros de amor, sería más fácil, pero no. Suspire, girandome. — me gusta la psiquiatría.
— Presiento que hay algo más.
Negué con mi cabeza. — en realidad nada, solo tengo gustos diferentes, es eso.
Asintió no muy convencido, dándome una sonrisa burlona, — eres un enigma, quien sabe que habrá en tu retorcida mente, — noté como sus músculos se relajaron. — hace días que no iba a la escuela, antes de aparecer acá.
Mi mente inquieta me envio directamente al momento del libro en donde sucedía eso, al parecer aún no ha vivido lo peor. Sonreí levemente, — tendrás que ir conmigo a la mía y actuar como un adolescente normal, investigare un poco sobre toda extraña situación, así que por ahora, acomodate en el piso, me muero de sueño. — sin esperar respuesta lo empuje con fuerza, logrando milagrosamente que cayera al piso, no pude evitar reírme.
Tal vez... No sea tan malo.
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