¿Cómo puedes diferenciar la realidad de una simple ilusión?
Tratar de sobrevivir a la escuela es tarea fácil, pasar desapercibido es una tarea más difícil para Bulma. Seguir con su vida rodeada por la soledad ha sido el trabajo que se ha propuesto.
...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— ¿como sabías qué diría eso? — inquirió, apretando sus puños con fuerza y su mirada era amanezante.
Si fuera el principe de mi otro libro lo besaría, pero este es realmente peligroso.
No hay tiempo para respuestas, Bulma, ¡corre!
Obedecí a mi cuerpo y sin dudarlo me dirigí a la cocina, lo primero que debia hacer es buscar un arma con que defenderme, así que no perdí el tiempo en tomar el cuchillo de cortar carne y me gire.
Estaba frente a mi, pero aunque fuera más guapo de cerca su golpe en mi mano me hizo gritar de dolor, solté el cuchillo en respuesta, este cayo al suelo. Me sujeto con fuerza del cabello, mientras me acercaba más a él, en respuesta le di un puño en el estomago, liberandome por un segundo.
Iba a salir corriendo pero nuevamente su agarre fue más fuerte, maldije en mi interior que estos idiotas tuvieran más fuerza. Sin pensarlo estaba arrinconada con el borde del mesón de la cocina, mis piernas presionadas por las suyas y mis manos tras mi espalda, también sujetadas por una de él, pero eso no era lo peor, si no la distancia de su rostro al mio.
Me sonroje, de eso estoy totalmente segura y es que esta posición es un poco... Inapropiada, carajo.
Es identico a como lo imagine, un jadeo se me escapa, sus ojos clavados en mi, — eres demasiado agresiva, las chicas no se defienden cuando hago esto. — se burlo directamente, dejándome ver su sonrisa.
Me arme de valor sin dudarlo, — no haz matado a ninguna chica, solo hombres, entre ellos Lapis, tu rival en la escuela y a tu padre. Vegeta, no trates de asustarme. — lo enfrente sin titubear.
Su expresión parecia que lo hubiera maldecido, y esa fue mi respuesta, ¡ay por Dios! Mi personaje se salió de mi libro, ¡mi... Pero, ¿¡qué carajos!?
— ¿Como demonios sabes eso?
Uy, mejor ni te digo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.