¿Cómo puedes diferenciar la realidad de una simple ilusión?
Tratar de sobrevivir a la escuela es tarea fácil, pasar desapercibido es una tarea más difícil para Bulma. Seguir con su vida rodeada por la soledad ha sido el trabajo que se ha propuesto.
...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Caminé un poco más rápido, sintiendo los pasos de Vegeta tras de mi acelerando también. Quería simplemente entrar a clase y listo, nada más.
Pero tengo mala suerte, puesto que todos hoy se han turnado para molestar.
Él maldito capitán pasando por mi lado y golpeándome el hombre.
Los idiotas que me vieron el trasero.
El grupo de chicas que se burlaron de mi vestimenta.
Pero el peor y el ultimo, la maldita perra de Lunch, coqueteando con Vegeta, al parecer el rumor del chico nuevo se regó y todas lo esperaban, ¡no pudo ser peor! ¡oh claro que lo fue! ¡él no hizo nada para evitarlo!
— ¡oye, espera! — sentí el agarre de Vegeta en mi brazo, me detuvo.
Volteo furiosa al momento que le pego en la cabeza, — ¡ten más cuidado, animal! — exclamó, en medio del pasillo.
Agradezco que estemos solos.
Gruñe con fuerza, conteniendose para no matarme, pero eso no me importaba, me acerca más a él, para verme a los ojos. — ¿puedo saber qué demonios pasa contigo?
— ¡Nada, idiota!
— Tu actitud dice mucho.
— ¿Ahora sabes de comportamiento femenino? — inquerí con sarcasmo, logrando que se enojara más.
Arrugo más su ceño si es posible, — tu actitud es escandolosa, pero te pasa algo, lo sé, me pediste que no matara a nadie y no actuara como psicópata, lo hago y enloqueces. — me acusa, pero el recuerdo de sus ojos viendo a la perra esa me hace hervir la sangre.
Me libero con fuerza, — ve y mírale el trasero a esa zorra, tengo clases. — sin más que decir, entro al salón y me acomodo atrás para recibir las clases.
Abro mi libro y espero al profesor, hasta que luego de unos segundos alguien toma asiento a mi lado. Sé que es Vegeta, su olor lo delata, pero no quiero hablar con él.
Lo escucho suspirar. — Algún día me harás matarte.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.