¿Cómo puedes diferenciar la realidad de una simple ilusión?
Tratar de sobrevivir a la escuela es tarea fácil, pasar desapercibido es una tarea más difícil para Bulma. Seguir con su vida rodeada por la soledad ha sido el trabajo que se ha propuesto.
...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mi mente trabajo con rapidez.
La sensación en los baños de la escuela, comedor, biblioteca, camino a mi casa, incluso cuando estaba con Vegeta.
Todo se resumía ahí...
Era él...
— Tú...
Río con suavidad. — bien dicho, preciosa. Sé lo que hiciste y todo el falso mundo que haz creado, esa fantasía tuya de la chica buena y solitaria, ¿qué? ¿a caso no lo recuerdas?
Mordí mi labio, mientras negaba. — no sé de que me hablas...
Y sin esperarlo, me soltó con tanta fuerza que mi cabeza resonó contra el suelo, jadeó por el dolor, lo escucho gruñir, — ¡mientes! ¡tú estas tan enferma como yo y me terminaste por ello! ¡debes recordarlo, maldita zorra! ¡tus padres no te dejan por trabajo, te odian! — grito con fuerza.
Todo mi cuerpo temblaba, quise tapar mis oídos para no escucharlo más. — ¡Basta!
— ¡Tú mataste a tu hermana!
Mi corazón se detuvo por un segundo, casi sintiendo como todo se detenia. Él siguio hablando, — ¡ese maldito libro que lees, tú lo escribiste! ¡hiciste ficción tu jodida realidad! ¡yo lo sé! — se acerco a mi. — yo fui el idiota que quisiste matar y ahora tu noviecito no sabe con quien se metió.
Me abrace a mi misma buscando un falso consuelo que sé que nunca llegara, cubrí mis oídos torpemente, pero Yamcha sujeto una de mis manos. — ¡yo te amaba, carajo! Pero me dejaste, diciéndome que no podías estar con un enfermo depresivo cuando tú eres la más loca, ¡creaste una realidad donde tu hermana estaba viva cuando la empujaste de un edificio! ¡estas demente!
Algo dentro de mi se quebró, no lo soporte en ese preciso instante. No sé como lo hice, pero me libere de su agarre y lo golpeé con fuerza con mi pierna, dejándolo en el suelo.
Ahora estaba sobre él, apretando su cuello.
Mis ojos estaban llenos de lágrimas y mis dientes apretados. — cállate...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.