3

3.4K 221 8
                                    

Ella




Me salí de cama cuando los rayos del sol a penas iluminaban la habitación. Comencé a devolver algunas cosas que habíamos desempacado en el año y medio que llevábamos viviendo en esta casa. Por suerte, por el reducido espacio muchas cosas nunca habían salido de las cajas. Quería mantenerme en un absoluto silencio, pero de tanto en tanto un sollozo se me escapaba.

No tenía idea de a donde ir. No podía ir con mi madre a la calle. No podía. Teníamos que irnos de aquí por mi culpa y no era justo ni para ella o mi hermana.

—¿Phoebe, que haces? —Escuché a mi madre con la voz ronca por recién estar despertando. No volteé. Ni siquiera era capaz de mirarla —. ¿Phoebe?

Su mano cálida, y envejecida por lo duro que había trabajado, por la vida que llevaba ahora mismo, se posó en mi hombro. El nudo en mi garganta se hizo más grande y apretado.

—Mamá —apareció mi hermana —, nos marcharemos de aquí.

—¿Qué?¿Por que?

—Porque este ya no es un buen lugar para que vivamos.

No se si era el hecho de que mi madre estuvo siempre acostumbrada a escuchar y callar, a no decir lo que pensaba, o no tenía fuerzas para mas porqués. Solo se quedó en silencio, Dara y yo hicimos lo mismo, y en la habitación en la hora siguiente solo se escuchaba el ruido de los cierres de las maletas, de las cajas siendo selladas y mis respiraciones profundas en medio de los sollozos.

A parte de estúpida era tan sensible.

Cuando mi madre entró al cuarto de baño a asearse mi hermana se acercó a mí. Anoche no me había reprendido, tal vez porque estaba adormilada, pero llevaba esperando que lo hiciera desde entonces. Y yo sentía que lo merecía. Auto culparme de esto no era suficiente.

—Tú amiga...

—¿Avery? —Pregunté, no porque tuviese más amigas, si no porque era extraño que Dana hablara de ella.

—Esa —rascó su barbilla —. Ella vive en un departamento barato. No tanto como esto, pero no mucho más.

—Creo que sí. Pero no tenemos dinero para la renta ni de un mes. Recién empezábamos a reunir para la próxima paga del hospital.

—Necesitamos donde quedarnos, Phoebe. No podemos vivir en un callejón. Mamá tiene que estar en un lugar lo más higiénico y resguardado posible.

—Y para eso necesitamos dinero.

—Podemos llegar a un acuerdo con el encargado de la renta. Llama a tu amiga y pídele que te consiga algo de información sobre disponibilidad y precios.

Si no hubiese echo caso a mi orgullo ahora tendríamos dinero, pero tuve que comportarme como si pudiese darme el lujo de ser orgullosa.

El dolor de cabeza me estaba matando y, lamentablemente, no teníamos muchas opciones, así que hice lo que mi hermana ordenó. Llamé a Avery y veinte minutos después me llamó con la información que le había pedido. Habían solo dos departamentos disponibles. El edificio quedaba cerca de una universidad y era barato, era una sorpresa que hubiese disponibilidad. Una de los departamentos estaba en el noveno piso y el ascensor casi nunca servia. Mi madre no podía subir tantos niveles por escalera, esa opción estaba descartada. El otro era el más pequeño del edificio que nadie rentaba porque era para una persona. Dos apretados. Un único espacio, con cocina, salón, habitación, todo junto. Además de un pequeño cuarto de baño.

Huracán [✓] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora