26

1.9K 149 11
                                    


Antes de leer este capítulo quiero que recuerden que lxs quiero mucho 💛



Él


Le di una última calada al porro. Era tan diminuto ya que abrasaba las yemas de mis dedos. Luego de tirarlo por el balcón me puse de pie para salir de la habitación en busca de comida. Sentía un vacío en mi abdomen de tan hambriento que me encontraba.

Anduve por el corredor como un zombi, somnoliento. Incluso tuve que palmear mi rostro varias veces porque mis globos oculares se movían en contra de mi voluntad y sentía mi nariz o mis mejillas. Era muy loco.

Al pasar por la habitación de mi madre escuché unos sollozos. En un primer momento me cuestioné si los estaría imaginando. Concluí en la única forma de saberlo con exactitud era mirando en el interior de la habitación y, lentamente, me introduje en dicho espacio. No lo hice despacio porque fuese cauteloso, sino porque me sentía tan liviano que tenía que pisar con fuerza para sentir que avanzaba, y entonces avanzaba poco a poco.

— ¿Hijo? —Escuchar su voz fue como una bofetada sorpresa.

Pero ¿A quién esperaba encontrar en la habitación de mi madre sino?

—Mamá.

— ¿Qué te pasa?

— ¿Qué te pasa a ti? —pregunté viendo como intentaba borrar los rastros de lágrimas de su rostro con prisa, pero también con disimulo. Hasta en mi estado podía notarlo —. ¿Por qué llorabas?

—Es que estoy... estoy pésima con la alergia —mintió.

—Sí, claro —suspiré y me dejé caer a su lado en la cama mirando al techo. Ella comenzó a peinar mi cabello con sus dedos —. Ya no soy un niño mamá.

—Lo sé.

—No tienes que mentirme. Ni protegerme de lo que sucede. Principalmente porque ya lo sé.

—No te miento, mi amor, y claro que tengo que protegerte. Hasta que me muera —nos miramos. Todavía sus ojos se veían brillantes y rojizos —. Eres mi niño.

—Y tú mi madre. Yo también tengo que protegerte a ti.

—Estoy bien, Charlie.

— ¿De verdad?

Silencio.

No podía asegurarlo. Ella y yo sabíamos que no era cierto, que no estaba bien, que estaba sufriendo. Ella sufría hace mucho tiempo. Sin embargo, era como si no quisiera acabar con eso, porque se aferraba a estar junto a la persona más dañina que conocíamos: mi padre.

— ¿Por qué sigues con él?

—Charles...

—Solo dame una jodida buena razón de una vez. Una razón que me convenza de dejar de insistir por una vez —rogué —. Él es un marido horrible. Sé que sabes todo lo que hace.

—Lo sé. Se todo lo que hace. Lo sé hace tiempo. El mismo tiempo que dejamos de ser un matrimonio aunque sigamos casados —exhaló con cansancio —. Es que...Sin él no soy nada, cariño.

—No, mamá. Con él no eres nada —repliqué —. Él con sus actitudes de mierda te vuelve nada, te trata como nada. Como si en vez de una persona, fueses un objeto sin sentimientos. No tienes que seguir con él, podemos irnos lejos. Solo... solo déjalo.

—Dios, que cansino eres, hijo mío —la voz gruesa y molesta de mi padre llamó nuestra atención cuando se abrió paso al interior de la habitación —. Debe ser extremadamente agotador intentar persuadir a tu madre constantemente para que vea los "detestable" que soy y me deje. Yo, que solo escucho, estoy cansado.

Huracán [✓] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora