Capítulo 4: Cita a la vista

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El ruido de la alarma del despertador me despertó, sonando a mis cansados oídos mucho más estridente de lo que sonaba normalmente. De manera desganada y sintiéndome algo molesta, me revolví en la cama con los ojos fuertemente cerrados mientras me tapaba la cabeza con la almohada, tratando de disminuir el molesto ruido en vano.

-¡Uugh! -me quejé al cabo de un rato cuando me di cuenta que era imposible retomar el sueño de aquella manera.

Me senté en la cama y, con un fuerte y único golpe, atiné a darle al botón de apagado de la alarma. Sentada como estaba en la cama, me restregué los ojos con ambas manos tratando de desperezarme un poco.

-Menuda nochecita... -pensé para mis adentros mientras me estiraba en el sitio.

Escabullirme ayer de casa para asistir al concierto sin que me descubrieran mis padres fue todo un reto, pero más lo fue el hecho de tener que hacerlo a la inversa; era algo en lo que yo, la noche anterior cuando salí de casa sin que me descubrieran, no había pensado lo suficiente. Quién me iba a decir a mí que «salir» era más fácil que «entrar» en aquellas circunstancias. Recuerdo el temor que sentí al abrir la puerta de casa y pensar que me encontraría de bruces con mis padres en medio del salón y a oscuras, como en esas típicas películas americanas malas que ponían los domingos después de comer por la tarde. Pero, por suerte, no fue así -aunque eso no quiere decir que el camino desde la puerta de entrada hasta la puerta de mi habitación fuera lo que digamos «tranquilo», a cada rato temía hacer algún ruido que resultase ser lo suficientemente fuerte que acabase despertando a mis padres, de hecho, hubo una ocasión en la que casi ocurre.

Pero, incluso cuando conseguí llegar a mi habitación sin ningún problema mayor, no me sentí para nada tranquila. En el silencio de mi cuarto, acostada en la cama con las luces apagadas y los ojos mirando en dirección al techo fue cuando me percaté del enorme torrente de emociones mezcladas que me invadía de pies a cabeza y de cabeza a pies; me sentía eufórica, emocionada, poderosa y feliz, pero también abrumada, culpable y cansada. Y, a pesar de estar agotada, aquel cúmulo de emociones me impidió conciliar el sueño durante una larga hora y media más.

-Será mejor que me ponga en marcha -dije soltando un bostezo mientras echaba un ojo a la pantalla del teléfono, más concretamente, a la esquina superior derecha que era donde se encontraba el reloj.

Me levanté de la cama y salí del pasillo para dirigirme al baño. Tuve que ahogar un grito de susto cuando vi la imagen que me devolvía el espejo: un rostro con un maquillaje corrido que no resultaba para nada favorecedor -a diferencia de la noche anterior, cuando todo estaba en el sitio que le tocaba estar y no disperso y repartido por áreas de la cara que no correspondía.

Me apresuré a desmaquillarme para luego lavarme la cara con agua bien fría. Apoyando las manos sobre el lavabo, alcé la vista de nuevo en dirección al espejo para encontrarme con una imagen mucho más normal.

-Este tonto error de no haberme desmaquillado la cara ayer podría haberme costado muy caro -pensé mientras me secaba la cara con una pequeña toalla que tenía reservada a ese fin.

Cuando terminé de asearme, salí del baño y caminé por el pasillo en dirección a las escaleras. Bajé algo cautelosa las escaleras, pues no sabía que escena me iba a encontrar aquella mañana, ¿realmente había conseguido salirme con la mía sin que mis padres me descubrieran? ¿o por el contrario, lo habían hecho debido a algún descuido por mi parte que me hubiera autodelatado?

Entré en la cocina para encontrarme con mis padres, los cuales ya estaban desayunando sin mí.

-¿Estáis desayunando sin mí? -pregunté sorprendida de ver que así era-. Mamá, ¿por qué no me has avisado? -pregunté mientras tomaba asiento.

Sentimental Macchiato~ [Fanfic Mao x tn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora