Capítulo 1

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Nueva York nunca se había sentido tan bien. Era un viernes caluroso de verano, mientras caminabas por las concurridas calles podías ver todos los bares y clubes repletos. Como era de costumbre, todos los viernes luego del trabajo, Camila Cabello y sus compañeros de oficina iban a soltar un poco el estrés de la semana y a darle la bienvenida al tan esperado fin de semana. Estaban sentados en una mesa alta de The Porch, observando el movimiento estratégico de cada uno de los jóvenes neoyorquinos, muchos buscando una víctima para pasar la noche, otros llenando su sistema de alcohol y el resto como ellos, simplemente pasando el rato.

"Estás en la tierra, Camila." Camila sintió un codo clavándose en sus costillas, logrando que saliera de sus propios pensamientos. Sonrió a su mejor amiga Taylor, tomando el vaso de lo que antes solía ser un gin & tonic, y dándole un largo trago que vació todo su contenido. "Se que estás nerviosa por la premiación de mañana, pero tienes que confiar en todo lo que hemos logrado en este año." Asintió botando todo el aire que había estado sosteniendo en sus pulmones.

Los premios eran todo lo que Camila podía pensar por las próximas horas. Cada cierre de año laboral en Hot Wired Technologies o Hot como todos lo llamaban, hacían una especie de concurso donde se premiaban las mejores hazañas de cada uno de los departamentos que pertenecían a la compañía. Ella, junto a sus compañeros pertenecían a uno de los grupos que se dedicaban a las ventas, este año, las libélulas rosas, el nombre en el que Felipe había insistido para ellos, había quedado muy cerca de los tigres de Tony y realmente no tenía idea de quien pudiese ganar. Ella, cómo líder de su grupo tenía los pelos de punta.

"Cierto, chica, relájate. Además, con la que le tenemos montada a Lauren, no quedará con muchas ganas de celebrar." Felipe expresó chocando los cinco con Taylor.

"¿Qué le montaron?" preguntó uniendo sus cejas expresando duda.

"Felipe le ha dado 20 dólares a una chica para que la caliente y luego la deje botando fuego." Taylor espetó muy cerca del oído de Camila, como si fuese posible que escuchasen sus voces entre tanto ruido.

Camila dirigió su mirada a la mesa donde estaban sentados los integrantes de los tigres de Tony y observó a Christopher y a Amir riéndose de algo que veían en la pantalla de un teléfono. Siguió subiendo la mirada y encontró a Lauren Jauregui en el bar con sus dedos jugando con el contenido de un vaso. Respiró profundo levantando la cabeza, y sus ojos color verde conectaron con los de Camila. Su corazón dio un vuelco cuando le sostuvo la mirada y pudo apreciar el brillo que se reflejaba en sus ojos. Le regaló una sonrisa y levantó su copa haciendo un brindis a distancia. Camila decidió ignorarla.

"¿Y cuándo entra ese plan en marcha?" Preguntó a Felipe que movía sus ojos con insistencia buscando a alguien en el bar.

"Ahora." Una chica que parecía tener no más de 23 se acercaba a Lauren y le susurraba algunas palabras al oído. Pudo ver como Lauren se despegaba un poco de ella, pero su cabello castaño y largo no le permitía a Camila ver si el brillo en sus ojos aún permanecía allí.

Camila volvió a tomar aire, exhalándolo suavemente.

"Creo que tu plan no va a funcionar." Camila sonrió haciendo movimientos con la cabeza. "Por lo que parece, la seducida no será Lauren esta noche." Felipe abrió sus ojos marrones en exageración, como si no hubiese contado con el detalle de que su plan no funcionase.

"Es cierto, Lauren es una máquina de seducción. Solo tienen que ver cómo de liada dejó a la rubia de tecnología." Taylor expresó y Camila asintió recordando muy bien la historia.

Camila volvió su cabeza a sus pensamientos, necesitaba este premio, y no solamente como alimento para nutrir su ego, lo necesitaba porque al equipo que lograse ganar le aumentaban en un cinco porciento el beneficio de cada una de las ventas que lograban, y Camila, quizá al igual que todas las personas que trabajaban para sobrevivir, necesitaba ese aumento.

Camila había nacido en un pueblo de Alabama llamado Oak Hill, su familia había migrado a Nueva York para el quinto cumpleaños de Camila, donde ella y sus hermanos, Elizabeth y Gael habían crecido en un barrio llamado West Harlem.

Crecer en West Harlem y ser exitoso, no eran ideas ni situaciones que iban de la mano. Camila había sido la única de su familia que se había esforzado por ir a la universidad y trabajar para salir de ese barrio. Sin embargo, sus hermanos aún eran jóvenes, y junto a los valores que sus humildes padres se habían dedicado a inculcar en ellos, Camila intentaba guiarlos por el buen camino.

Tenías que ser tú - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora