Camila podía escuchar el sonido de sus tacones retumbando por la calle. Había secado sus manos en su pantalón una tres veces desde que se había desmontado del metro camino a casa de sus padres. Su corazón había palpitado todo el día al ritmo de un caballo galopando por la pradera. Estaba nerviosa, extremadamente nerviosa por lo que sus padres pensaran.
Camila había crecido con su familia en condiciones de mucha pobreza, siempre había sido la hija perfecta, la que había labrado un camino diferente, la que ayudaba a sus padres con sus dos hermanos menores, la que siempre tenía buenas calificaciones, la que nunca había dado de qué hablar, incluso en la adolescencia, la que era un ejemplo a seguir para cualquier persona que estuviese viendo su vida desde el exterior.
No era el hecho de que sus padres fuesen homofóbicos, porque ella sabía que no eran, era el hecho de que Camila nunca les había dado razón para hablar de ella, sus decisiones siempre habían sido las perfectas, las que un ser humano ejemplar, las de una persona que nunca le había fallado a sus padres en su vida.
Camila llenó su pecho de aire, contó hasta tres y dejó salirlo despacio. Tocó la puerta del apartamento de sus padres y en unos segundos Gael abría la puerta.
"Mila." Le sonrió. Camila intentó devolverle la sonrisa, pero sus nervios no se lo permitieron. "No sé que fue lo que hiciste anoche, pero mamá no ha dicho ni media palabra hoy." Camila tragó profundo mientras entraba a la casa. Elizabeth se acercó a ella dándole un beso rápido en la mejilla.
"¿Papá está aquí?" Preguntó en un susurro y recibió el asentimiento de ambos hermanos.
Camila se adentró al apartamento y lo pudo ver sentado en el sofá viendo las noticias en la televisión, su madre estaba sentada en el otro sofá tecleando algo en su teléfono.
Caminó a ellos y su padre sonrió poniéndose de pie al verla.
"Hola, Mila." Le dio un beso en la mejilla y un abrazo.
"Hola, padre." Intentó otra sonrisa que también se quedó trabada antes de salir. Su madre levantó la mirada y Camila se acercó a ella dándole un beso corto. "Quería hablar con ustedes." Su padre asintió quitándole el sonido a la televisión. Gael brincó desde la parte de atrás del sofá y se sentó junto a su madre, Elizabeth se quedó de pie observándola con sus brazos cruzados.
"¿Estás embarazada, Mila?" Preguntó Gael sonriendo y Camila volteó sus ojos. Tenía el presentimiento de que todos sabían de lo que venía a hablar.
Camila tomó asiento al final del sofá en el que su padre estaba ya sentado.
"Bien." Respiró profundo, contó hasta tres y libero el aire fijando sus ojos en los de su madre. "Anoche, mamá trabajó para un evento en el que yo estaba como invitada, y fue testigo de algo que no me siento lista para compartir, pero que creo debo hacerlo en este momento." Observó a su padre de reojo que la observaba con atención y tomó todo el valor que creía necesitar. "Estoy saliendo con una mujer." Gael pareció no importarle mucho la noticia, Elizabeth sonrió levemente, su padre levantó sus cejas y su madre dirigió su mirada al techo. "Te pido disculpas nuevamente, madre, por la escena que tuviste que presenciar." Lola dirigió su mirada a ella. "No es mi estilo, nunca lo ha sido." Lola asintió unos segundos después.
"¿Qué estabas haciendo?" Preguntó Elizabeth apoyándose del reposabrazos del sofá.
"Eso es irrelevante ahora mismo." Respondió Camila.
"Ya, pero queremos saber." Objetó Gael. Camila volteó sus ojos sintiendo una molestia en su pecho.
"Digamos que me estaba besando de una manera un tanto pasional." Lola rio con ironía.
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Tenías que ser tú - Camren
FanfictionCamila Cabello disfruta su trabajo, o eso se dice todas las mañanas para convencerse. Lo que Camila está muy segura que no disfruta es tener que trabajar junto a la engreída, petulante, creída, (y sí, todos los adjetivos horribles que puedas encontr...