El viernes en la tarde llegó volando. Estaba de más decir que con la pequeña escapada a Louisville, el trabajo acumulado de Lauren se había triplicado. En su escritorio había unas ocho solicitudes que debía dejar por lo menos revisadas.
Eran las seis de la tarde y Hot estaba completamente vacío. Lauren estiró sus brazos intentando liberar la tensión que se había acumulado gracias a los aviones, los taxis, los tacones, y el muro de Berlín de almohadas que Camila había construido entre ellas la noche anterior, su cuerpo gritaba desesperadamente por un descanso.
Estiró suavemente su cuello a los lados encontrándose con una Camila sumergida en papeles y su teclado. Lauren giró su silla para verla mejor. Su cabello castaño oscuro estaba sutilmente acomodado en uno de sus hombros y tenía unas gafas redondas y delicadas que le quedaban muy bien, dándole un suave toque de jovialidad a sus facciones.
Lauren se puso de pie y caminó a la pequeña cafetera que había en la oficina. Tomó dos vasos y los sirvió de un poco de café caliente. Se detuvo frente al escritorio de Camila y colocó el vaso suavemente junto al teclado.
Camila detuvo sus movimientos y levantó la mirada a Lauren.
"No tomo café después del mediodía." Puso un dedo en el borde del vasito y lo empujó en dirección a Lauren." Lauren sonrió tomando el vaso y uniendo el contenido con el del suyo.
"¿No crees que me has ignorado lo suficiente ya?" Camila continuó en su teclado ignorando las palabras de Lauren completamente y Lauren se quedó observándola.
Camila tensó los hombros moviendo la cabeza de lado a lado. Estaba claro que el muro de Berlín también había traído sus consecuencias a la espalda de Camila. 'Es obstinada', pensó Lauren y movió la cabeza a los lados en negación sonriendo suavemente.
Dio la vuelta y se detuvo detrás de Camila que ya había detenido sus manos cuando escuchó los tacones de Lauren acercarse hacia ella. Reposó el vaso en el escritorio y posó sus manos cálidas en los hombros de Camila que brincó un poco cuando las sintió.
Lauren apretó los músculos de la espalda y sintió un suspiro que Camila intentó ahogar.
"¿Qué haces?" Intentó zafarse, pero Lauren le sostuvo los hombros suavemente y le susurró muy cerca.
"Relájate, es solo un masaje." Camila cedió, aflojando los hombros y permitiendo que Lauren apretase sus músculos buscando liberación. Masajeó suavemente sus trapecios intentando romper los nudos que encontraba al tacto. Pudo escuchar un suave gemido que Camila dejó escapar. Acercándose nuevamente le volvió a susurrar. "Conozco otros métodos de relajación que podrían sacar todo ese estrés de tu cuerpo." Subió su dedo dejando un cosquilleo sobre su paso en el cuello de Camila hasta llegar a su mejilla. Sus labios estaban entrando en su espacio personal por completo, y podía sentir todo el calor que se desprendía de la piel de Camila. Sus ojos cerrados y sus mejillas exhibiendo un intenso color rojo. Lauren sonrió rozando sutilmente sus labios de las mejillas de Camila. Se quedó allí unos segundos y luego depositó un suave beso que provocó un sonido apagado pero delicioso.
Sintió a Camila tragar pesadamente, su respiración entrecortada le daba a Lauren la seguridad de que ella se estaba derritiendo lentamente.
Volvió a mover sus labios un poco más abajo, depositando un beso delicado en su mandíbula. Enseguida llegó a su cuello plantándolos ahí unos segundos. Camila inclinó su cabeza por inercia dándole más espacio y Lauren aprovechó ese momento de debilidad enseguida para abrir sus labios y dejar que su aliento cálido chocase con su piel. Agarró entre sus dientes un poco de piel y sintió a Camila vibrar.
Se separó un poco volviendo justo al lado de su oreja depositando otro beso allí, luego susurró:
"Si te ha gustado aquí." Llevó su dedo al mismo espacio del cuello que había mordido presionando suavemente. "Imagínate cuanto te gustaría allí." Direccionó su dedo señalando a su entrepierna, y esto hizo que Camila reaccionara, enderezándose inmediatamente. Abrió los ojos de golpe y carraspeó despegándose de la cercanía de Lauren.
Lauren sonrió al ver el terror en el rostro sonrojado de Camila. Subió sus brazos en rendición. "Lo siento, me dejé llevar un poco." Tornó su cuerpo en dirección a su escritorio, pero se detuvo a mitad de marcha. "Pero la propuesta queda abierta para cuando la quieras." Le guiñó con mucha picardía y tomó su celular que señalaba la llegada de un mensaje.
Patrick Jauregui: 06:05 pm.
"Viaje de emergencia a NY, subiéndome al avión. ¿Almorzamos mañana?"
Sonrió al ver el mensaje de su hermano y respondió de inmediato.
"Te veo mañana"
Sostuvo su teléfono a su pecho. De todo lo que había dejado en Los Ángeles, su hermano era sin duda lo que más extrañaba.
Observó la pila de papeles que aún esperaban en su escritorio y decidió posponerlo para el lunes.
Cuando había recogido sus cosas recordó a Camila y dirigió su mirada a ella. La imagen que obtuvo fue una imagen que se quedaría grabada en su cabeza toda la noche. Camila aún estaba apoyada a su escritorio, ambas manos sosteniendo su cuerpo y sus mejillas completamente rojas. Observaba con la mirada perdida hacia Lauren.
"¿Estás bien?" Preguntó mientras organizaba la pila de papeles.
Camila carraspeó moviendo su cuerpo y disponiéndose a recoger sus cosas.
"Si, estoy bien." Lauren asintió.
"Si vas a casa podemos compartir un taxi." Le propuso Lauren, habían llegado directamente del aeropuerto y ambas andaban con una pequeña maleta de mano que sería dificil y peligroso de llevar en el tren a esa hora. Al no recibir respuesta, la esperó en el pasillo que conectaba con el ascensor. "¿Dónde vives?" Insistió.
"West Harlem." Lauren asintió.
"Yo vivo en Upper West Side muy cerca de Columbia, son unos siete minutos a West Harlem." Camila asintió y Lauren la observó cuando se acomodaron dentro del ascensor.
Camila estaba ida, no decía nada, así que aprovechó el momento para jugar un poco más con los pocos nervios que le quedaban a la mujer parada frente a ella.
"También podemos llegar a mi departamento y continuar con ese masaje que inicié hace unos minutos." Lauren mordió su labio inferior esperando ver su reacción. Camila levantó la mirada suavemente, observó la vergüenza en sus ojos y sus mejillas sonrojarse, bajó la mirada de inmediato y carraspeó levemente, se le notaba que intentaba retomar la compostura que siempre intentaba presentar.
"No, gracias." Camila respondió en lo que pareció un susurro, como si sus palabras estuviesen contrariadas con sus verdaderos deseos. Cuando la puerta abrió, salió lo más rápido que pudo y Lauren caminó al mismo ritmo que ella.
Continuó su andar por la calle como si hubiese olvidado la proposición de compartir el taxi, así que Lauren sostuvo su mano suavemente logrando que se detuviera. Camila volteó su cuerpo y la observó, aún estaba un poco ida de sí.
"Ven, vamos a compartir el taxi." Camila seguía ensimismada. "Te prometo no decir una palabra más." Lauren sonrió con un poco de malicia y apretó su mano antes de soltarla.
Cuando el taxi inició su rumbo, Lauren observó a Camila de reojo, su mirada estaba perdida en las luces que ya comenzaban a brillar por todas las calles de la ciudad. Lauren podía admitir que quizá se le había ido un poco la mano con los besos, pero tampoco era para que no volviese a hablar ni una sola palabra. Lauren sonrió ante este pensamiento, ya sabía que existía una forma de hacer callar a Camila Cabello, y aunque fuese atrevido de su parte, era muy probable que volviese a utilizar ese método para su propia ventaja.
Los minutos pasaron como si hubiesen sido segundos, como siempre que estaba cerca de Camila, cuando el taxi se detuvo frente a su edificio, pasó su tarjeta para pagar el monto que decía el taxímetro. El chofer se desmontó para ayudarla a sacar la maleta del maletero y ella aprovechó esos segundos de soledad para acercarse una vez más a Camila.
"Sabes." Susurró en su oido y la sintió tensarse por completo. "Si es que cambias de opinión sobre el masaje, ya sabes donde vivo." Rozó con su nariz suavemente en la extensión del cuello de Camila y la sintió suspirar. La observó rápidamente quedarse estática viendo al frente, y salió del taxi agradeciendo al chofer y caminando a su edificio.
Estaba decidido en su cabeza, iba a volver loca a Camila Cabello.
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Tenías que ser tú - Camren
FanfictionCamila Cabello disfruta su trabajo, o eso se dice todas las mañanas para convencerse. Lo que Camila está muy segura que no disfruta es tener que trabajar junto a la engreída, petulante, creída, (y sí, todos los adjetivos horribles que puedas encontr...