'¿Dónde mierda estoy?' Fue lo primero que pensó sosteniendo su cabeza entre sus manos. 'No, ahí no Jauregui, duele'. Respiró profundo abriendo sus ojos lentamente y adaptándolos a la luz brillante que entraba por la ventana. Palpó a la izquierda y sintió el calor de un cuerpo amortiguando el frío que emanaba del aire acondicionado en todo el cuarto. De un golpe llegaron todos los recuerdos de la noche anterior a su mente y una sonrisa se dibujó en sus labios. 'Chica linda, los bichos rosas intentando sabotearle la noche, la chica linda admitiendo que le habían pagado 20 dólares para seducirla, la chica linda comprándole un trago con esos mismos 20 dólares, la chica linda también invitándola a su casa a pasar la noche'. Renovó la sonrisa cuando recordó las caras de esos idiotas cuando salía del bar con la chica en sus manos, ella envolviendo sus dedos en la larga cabellera castaña oscura de Lauren y besándole hasta los sesos. Debía admitir, tendría que darles las gracias a los bichos por hacer su noche mucho más fácil, y más cuando llevara esa victoria de hoy a su cubículo. 'Los premios' '¡Mierda, los premios!' Se sentó de golpe en la cama y rebuscó por todas partes hasta encontrar su móvil que estaba totalmente descargado. Siguió observando hasta que localizó el de la chica, de la cual no recordaba el nombre, y verificó la hora. 'Las nueve y treinta'. Respiró profundo, aún tenía tiempo. Recogió sus cosas como pudo, se vistió rápido, pero mientras intentaba salir por la puerta el cuerpo caliente que sintió en la cama la arropó por la espalda.
"¿Por qué tanta prisa?" Sintió las palabras en su oído y su piel volviéndose de gallina.
"Tengo que irme." Espetó como pudo intentando zafarse del cuerpo.
"Pero aún tenemos tiempo para un mañanero." Lauren negó dándole la cara a la chica.
"Lo siento, tengo trabajo, pero gracias por todo." Le dio un suave beso en la mejilla y le regaló una de sus sonrisas que sabía lograba destronar al más grande emperador de su silla. Antes de que la chica intentara una vez más detenerla, salió corriendo por la puerta.
Sintió el aire húmedo de una típica mañana de verano en Nueva York. Normalizando sus pasos y aprovechando el sol que se reflejaba en su piel decidió disfrutar de una caminata a la estación de metro más cercana. 'Necesito un baño urgente' pensó. Sintió un golpe en su brazo y vio a una adolescente disculpándose e intentando llevar cinco perros gigantes con correa. Volteó los ojos, odiaba a la gente y odiaba mucho más a los adolescentes, era horrible que seres humanos con tan poca capacidad de raciocinio habitaran esta tierra.
Siguió su camino a casa y en unos veinte minutos llegó a la puerta del edificio. Saludó al portero que la veía escépticamente, sabía que se estaba fijando en que llegaba con la misma ropa que había salido el día anterior. Rodó sus ojos. 'La gente y su obsesión de meterse en lo que no le importa'. Abrió la puerta y se despojó de toda su ropa antes de cerrarla.
'Bien, organízate, Lauren' cerró sus ojos por unos largos segundos y los abrió nuevamente cuando ya tenía un plan para el día completo. 'Baño aromático de mínimo treinta minutos, lavar su cabello y luego secarlo, ingerir alimentos preferiblemente saludables, dos paracetamoles, maquillaje, vestido, tacones, y un taxi' todo eso en aproximadamente cuatro horas. Asintió, podía lograrlo.
Seis horas después, el baño aromático se había prologado más de lo planificado, llegaba a las instalaciones de Hot entre la 42 y la 5ta avenida, podía ver a todos los niños correteando por todo Bryant Park y sintió escalofríos de solo imaginarse a ella misma, un sábado perfecto de verano correteando detrás de una de esas masas enérgicas de poco tamaño.
Dirigió su mirada, pero esta vez a su objetivo: El Grace Building, casa de muchas compañías en gran crecimiento como Hot. 'Vamos por ese premio, Lauren' pensó antes de retomar su marcha. Subió al noveno piso y entrando quedó cara a cara con Anthony Sallas, o como todos sus súbditos lo llamaban, Tony. Le regaló a su jefe una de sus sonrisas y lo abrazó con todo el entusiasmo que una persona como Lauren podía lograr en menos de tres segundos.
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Tenías que ser tú - Camren
FanfictionCamila Cabello disfruta su trabajo, o eso se dice todas las mañanas para convencerse. Lo que Camila está muy segura que no disfruta es tener que trabajar junto a la engreída, petulante, creída, (y sí, todos los adjetivos horribles que puedas encontr...