El lunes había llegado con todas sus fuerzas y Lauren solo quería quedarse en la cama un rato más. Había dejado las prácticas de taekwondo del día en el olvido, su cuerpo le pedía descanso y una vocecilla en forma de diablillo le había dicho que si no iba a prácticas hoy, podría sentirse mejor. Bueno, la vocecilla y el diablillo habían estado equivocados, seguía con el mismo desgane.
Se había vestido con unos pantalones negros y una camisa de santén color verde que hacía brillar sus ojos más de lo normal. Se había puesto unos tacones plateados y había arreglado su cabello largo haciéndoles unas ondas en las puntas.
Llegó a Hot con uno de los dolores de cabeza más terribles que había sentido en su vida, recogió una taza de café en la cafetería común llegando a su cubículo en total silencio e intentando ignorar al resto del mundo.
Y así siguió su mañana, trabajando en automático y poniéndose al día con sus pendientes.
Unas horas habían pasado y se había enterrado en su silla sin quitar su mirada de la pantalla del computador. El dolor de cabeza se había extendido a su cuello y ya le estaba incomodando más de lo normal. Su cara de pocos amigos había logrado mantener a todo el mundo alejado.
La hora del almuerzo llegó y decidió comer en su escritorio un pequeño rollo de pollo que había comprado en la cafetería. Volteó la mirada buscando distraerse de su pantalla y encontró algo muy interesante que disipó todos los dolores que había estado sintiendo.
Camila la observaba detenidamente desde su escritorio con un lapicero atrapado entre sus labios. Cuando conectaron la mirada Camila hizo un pequeño revuelo intentando pasar desapercibida logrando con ellos desparramar sus papeles en el suelo de su cubículo.
Lauren sonrió poniéndose de pie y bajándose para ayudarla a recoger todo.
Le entregó sus papeles y la obsevó frente a ella que aún estaba sentada en la silla.
"Gracias." Susurró acomodando todo nuevamente y evitando la mirada de Lauren a toda costa.
"¿No vas a comer fuera?" Lauren preguntó volviendo a su cubículo e ignorando el rubor que se había quedado en las mejillas de Camila.
"No, tengo mucho trabajo." Lauren sonrió ante esto y asintió observándola con descaro.
"No parecías estar trabajando mucho." Camila volteó sus ojos con frustración y volvió su mirada a sus papeles. La vergüenza de haber sido atrapada se había instalado en todo su rostro. "¿Qué tal tu fin de semana?" Intentó instalar una conversación, realmente disfrutaba hablar con esta chica, sobretodo porque luego de la pregunta se quedó paralizada y el rubor se había esparcido por sus orejas y cuello. Lauren rio al ver el susto impregnado en su cara. "Relájate, solo fue una pregunta." Carraspeó enderezando su cuerpo.
"Fue bien, normal." Balbuceó y esto le causó mucha curiosidad a Lauren.
"¿Y por qué estás tan sonrojada?" Camila abrió los ojos con impresión e intentó fallidamente calmarse. "¿Tuviste sexo?" Esta vez tosió y se puso de pie de inmediato.
"No, no tuve sexo, fue un fin de semana normal." Tomó su bolso y dio la vuelta. "Pensándolo mejor creo que si comeré fuera." Salió casi corriendo y Lauren admiró sus curvas en esos pantalones color crema que llevaba, le quedaban espectaculares.
Debía admitir que Camila estaba un poco extraña hoy, se encongió de hombros y volvió su atención al rollo.
La tarde pasó sin contratiempos, luego del trabajo Lauren entraba a The Long Acre, un pequeño bar no muy concurrido que quedaba cerca de las oficinas de Hot para celebrar el cumpleaños de Chloe. Hannah le había insistido en que no la podía dejar sola compartiendo con los bichos rosas, así que allí estaba Lauren, siendo buena compañera y entrando al bar unos buenos minutos tarde. Localizó la mesa enseguida ya que la voz de Felipe era imposible pasarla desapercibida, caminó a pasos largos e hizo un saludo generalizado a la mesa que fue respondido con algunas voces de entuciasmo y algunas otras de no mucho, esto hizo sonreir a Lauren, era emocionante saber que podía tener ese efecto en algunos seres vivos.
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Tenías que ser tú - Camren
FanfictionCamila Cabello disfruta su trabajo, o eso se dice todas las mañanas para convencerse. Lo que Camila está muy segura que no disfruta es tener que trabajar junto a la engreída, petulante, creída, (y sí, todos los adjetivos horribles que puedas encontr...