Capítulo 03

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Barcode abrió los ojos al sentir el roce de unas manos cálidas y fuertes que estaban desabrochándole la franela. Perplejo, reconoció al Cazador Oscuro que le había salvado la vida en el club.

Sus ojos ardían de deseo mientras lo miraba.

-Eres tú -susurró aún adormilado.

Él sonrió y pareció encantado por sus palabras. -¿Te acuerdas de mí?

-Por supuesto. ¿Cómo podría olvidarte con lo bien que besas?

La sonrisa que esbozaba se ensanchó mientras le abría el camisón y le recorría la piel desnuda con una mano. Barcode gimió al sentir la calidez de esa mano sobre su cuerpo. En contra de su voluntad, sintió una punzada de deseo y se le endurecieron los pezones por sus ardientes caricias. El roce de sus ásperos dedos era de lo más excitante. Y le provocó un nudo en el estómago. El deseo lo asaltó con fuerza y le humedeció la entrepierna, avivando el anhelo de sentir esa fuerza en su interior. Se dio cuenta de que su guerrero vikingo estaba totalmente desnudo en su cama. Bueno, no del todo, ya que llevaba una cadena de plata de la que pendían el martillo de Thor y una pequeña cruz. Vale, eso no era precisamente ropa. Pero la plata le quedaba de muerte contra la piel bronceada. La mortecina luz resaltaba los contornos de su magnífico cuerpo. Tenía los hombros anchos y musculosos; y el pecho era un ejemplo de perfección masculina. En cuanto al culo...

¡Era de leyenda!

Tenía las piernas y el pecho ligeramente cubiertos de vello oscuro. Su fuerte mentón, oscurecido por el asomo de la barba, parecía pedirle a gritos que lo lamiera a placer antes de echarle la cabeza hacia atrás y continuar con ese magnífico cuello.

Sin embargo, lo más fascinante era el intrincado tatuaje nórdico que le cubría todo el hombro derecho y que terminaba en una estrecha banda alrededor del bíceps. Era precioso.

Aunque no podía compararse con el hombre que tenía entre sus brazos. Estaba tan bueno que se le hacía la boca agua.

-¿Qué estás haciendo? -le preguntó cuando notó que su lengua comenzaba a moverse alrededor de un pezón.

-Te estoy haciendo el amor.

De no haber estado dormido, esas palabras lo habrían aterrado. Sin embargo, el miedo, acompañado de sus pensamientos, se desvaneció en cuanto una de sus manos le cubrió un pecho.

Siseó por la oleada de placer que lo recorrió.

Él lo acarició con delicadeza, pasando la áspera palma de su mano por el enhiesto pezón hasta que lo endureció tanto que estuvo a punto de pedirle que lo lamiera. Que lo chupara...

-Eres tan suave... -susurró él contra sus labios antes de apoderarse también de su boca. Barcode suspiró. La pasión lo consumió con sorprendente rapidez a medida que pasaba las manos por esos hombros desnudos. Jamás había visto nada igual. Bien formados, perfectos y
musculosos.

Ansiaba descubrir más.

En ese momento la mano que le acariciaba el pecho se detuvo para cogerle la coleta que se había hecho. Barcode lo observó mientras él contemplaba su pelo según lo iba soltando.

-¿Por qué te has hecho una coleta? -le preguntó con ese acento tan embriagador.

-Porque si no se me enreda mucho.

Esos ojos oscuros llamearon de furia, como si creyera que la coleta era una abominación.

-No me gusta. Tu pelo es demasiado hermoso para recogerlo.

Su mirada se aclaró en cuanto le pasó los dedos por los mechones rizados. Sus rasgos se suavizaron. Le peinó el cabello con los dedos. Su aliento le rozó la piel mientras le atormentaba los pezones con los dedos.

05 JeffBarcodeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora