Capítulo 15

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Las semanas pasaron en un santiamén mientras Barcode terminaba la caja de los recuerdos para el bebé. Por primera vez en su vida se sentía a salvo en un lugar.

Era una sensación maravillosa.

Nodt y Kyra, la novieta apolita que se había echado, pasaban mucho tiempo en el apartamento. Kyra era una chica encantadora que solía fingir no acordarse de Jeff para mosquearlo.

La delgada y alta apolita lo miraba con expresión vacía y preguntaba:

—¿Te conozco de algo?

A Jeff lo irritaba, pero hacía reír a todos los demás.

A medida que iba avanzando el embarazo, comprendió otra de las razones por las que los daimons no podían tener hijos: cada vez necesitaba más sangre. Sus transfusiones pasaron de ser bisemanales a ser diarias; y en las dos últimas semanas las había necesitado dos o tres veces al día.

Ese incremento lo preocupaba. ¿Quería decir que el bebé sería más apolita que humano?

La doctora Lakis le había dicho que no era indicativo de la biología del bebé y que tenía que tranquilizarse. Pero le resultaba muy difícil.

Había estado muy deprimido durante toda la noche y muy cansado. Se había acostado temprano, antes de que amaneciera, ya que quería descansar y estar cómodo aunque fuera unos minutos.

En un momento dado, Jeff entró en el dormitorio y lo despertó lo justo para preguntarle cómo se encontraba.

—Estoy durmiendo —masculló—. Déjame tranquilo.

Él levantó las manos en señal de rendición y soltó una carcajada antes de acostarse a su lado. Tenía que admitir que le encantaba tenerlo cerca. Que le encantaba la sensación de su mano sobre el vientre.

Daba la impresión de que el bebé era capaz de distinguir cuándo se trataba de la mano de Jeff. De inmediato comenzaba a moverse como si le estuviera diciendo «Hola, papá, estoy impaciente por reunirme contigo».

También reaccionaba a su voz.

Cerró los ojos e intentó volver a dormirse, pero no era tarea fácil cuando su pequeño jugador de fútbol decidió que quería practicar y le dio unas cuantas patadas en las costillas.

Estuvo acostado pero sin dormirse durante una hora hasta que comenzó a dolerle la parte baja de la espalda. En menos de veinte minutos, comprendió que las contracciones eran regulares y que se sucedían cada vez más rápido.

 En menos de veinte minutos, comprendió que las contracciones eran regulares y que se sucedían cada vez más rápido

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Jeff dormía plácidamente cuando Barcode lo despertó.

—Estoy de parto —le dijo entre jadeos.

—¿Estás seguro? —preguntó, pero bastó una mirada a su rostro exasperado para saber la respuesta a una pregunta tan tonta—. Muy bien —dijo al tiempo que intentaba espabilarse—. Quédate aquí mientras yo reúno las tropas.

05 JeffBarcodeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora