Barcode estaba tan enfadado que no sabía qué hacer. En realidad sí lo sabía. Pero para ello, Jeff tenía que estar atado en una habitación y él debía tener a mano una escoba enorme con la que atizarle.
O mejor aún, ¡una vara con espinas!
Por desgracia, necesitaría algo más que la ayuda de Bank para inmovilizar a ese idiota insoportable.
Mientras Bank conducía de vuelta al apartamento, contuvo las ganas de gritar y de despotricar contra ese imbécil que tenía la misma compasión que un guisante.
No se había dado cuenta de lo mucho que se había abierto al Jeff de sus sueños. De lo mucho que le había entregado. Jamás había sido de los que confían en los demás, y mucho menos en un hombre. Sin embargo, lo había dejado entrar en su corazón y en su cuerpo.
¿Hasta qué punto...?
Interrumpió el hilo de sus pensamientos al darse cuenta de una cosa. Un momento, pensó.
Él también recordaba los sueños. Lo había acusado de intentar...
—¿Por qué no se me ocurrió cuando estábamos en el club? —preguntó en voz alta.
—¿Qué es lo que no se te ocurrió?
Miró a Bank, cuyo rostro estaba iluminado por las luces del salpicadero.
—¿Recuerdas lo que dijo Jeff? Me recordaba de sus sueños y yo a él de los míos. ¿Crees que los sueños pueden ser reales?
—¿Jeff estaba en el club? —preguntó Bank, que lo miraba con el ceño fruncido—. ¿El Cazador Oscuro con el que has estado soñando estaba allí? ¿Dónde?
—¿No lo has visto? —le preguntó a su vez—. Se acercó a nosotros después de la pelea y me gritó por el hecho de ser un apolita.
—La única persona que se acercó a nosotros fue el daimon.
Abrió la boca para corregirlo, pero después recordó lo que Jeff le había dicho acerca de que la gente lo olvidaba. Madre del amor hermoso, su guardaespaldas también lo había olvidado por completo.
—Vale —dijo, haciendo un nuevo intento—. Olvidemos que Jeff estaba allí y volvamos a la otra pregunta. ¿Crees que los sueños que he estado teniendo pueden ser reales? ¿Una especie de estado alterado de conciencia o algo así?
Bank resopló.
—Hace cinco años ni siquiera creía que existieran los vampiros, pero tú me has demostrado lo equivocado que estaba. Cielo, teniendo en cuenta lo extraña que es tu vida, yo diría que nada es imposible.
Muy cierto.
—Ya, pero jamás había oído hablar de alguien que pudiera hacer eso.
—No sé. ¿Recuerdas lo que leímos esta tarde en internet sobre los Cazadores Oníricos? Pueden dirigir los sueños. ¿Crees que pueden estar relacionados con esto?
—No lo sé, la verdad. Es posible. Pero en el sitio web ponía que ellos se infiltraban en los sueños. No decía nada de que pudieran introducir a dos personas en un mismo sueño.
—Ya, pero si son dioses de los sueños, es lógico que sean capaces de introducir a dos personas en sus dominios.
—¿Qué quieres decir, Bank?
—Que tal vez conozcas a Jeff mejor de lo que crees. Tal vez todos esos sueños en los que él ha aparecido sean reales.
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