—Cuidado —les advirtió Yibo a sus hombres cuando abrieron fuego de nuevo sobre la mansión—. No creo que lo hagan, pero dadles una oportunidad de salir antes de volar la casa.
—¿Por qué? —preguntó Trates—. Creí que el objetivo era matar al heredero.
Krist fulminó al otro daimon con una mirada que decía a las claras: «¿Es que no tienes dos dedos de frente?».
—Sí, pero si de camino herimos al Abadon, sabremos qué se siente cuando te sacan las tripas. Literalmente. Al igual que la mayoría de los seres vivos, da la casualidad de que me gusta llevarlas por dentro.
—Es inmortal —dijo Trates—. ¿Qué más le da una bomba?
—Es como nosotros, cabeza de chorlito. —Krist le arrebató el lanzacohetes de las manos y se lo pasó a Ícaro—. Si le vuelas el cuerpo en pedazos, lo matarás. Y a ninguno os gustará saber lo que nos haría la Destructora si eso sucediera...
Ícaro apuntó con más cuidado.
Yibo asintió con aprobación ante las palabras de su hijo y después proyectó sus pensamientos al resto de su equipo.
—Vigilad las salidas. Sé que el Cazador tendrá salida de emergencia. Y será mejor que los atrapéis cuando salgan corriendo. Debéis estar preparados.
Barcode frunció el ceño cuando Nodt se metió otro cojín por el frontal de los pantalones.—¿Qué estás haciendo?
—Protejo las joyas de la familia. Después de lo que dijo Bank sobre Yibo y mi tropiezo con la daga del repartidor de pizzas que falló por los pelos, no quiero correr riesgos con mis pequeñines.
—Aleluya... —dijo Jeff entre dientes—. Ya era hora de que el chico comenzara a usar la cabeza.
Nodt lo miró echando chispas por los ojos, pero Jeff no le hizo el menor caso. Se limitó a encender la televisión y empezó a zapear por los canales de las cámaras de seguridad del perímetro para ver dónde se encontraban los daimons. Muchos de ellos corrían por el jardín.
—Parece que la explosión se ha cargado parte del ala este —dijo en voz baja. Se produjo otra explosión en el garaje.
Nodt gritó eufórico.
—Creo que acaban de volar el Hummer. ¡Sí!
—¡Nodt! —lo reprendió.
—Es superior a mis fuerzas —replicó Nodt algo más calmado—. Odio esa cosa con todas mis fuerzas. Además, ya te dije que no me protegería de todo. ¿Ves? No ha tenido nada que hacer contra unas granaditas.
Sacudió la cabeza al escuchar a su escudero, momento en el que se dio cuenta de que Barcode estaba sacando armas del armario.
—¿Qué estás haciendo? —Se acercó a él a la velocidad del rayo para impedir que tocara las armas.
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05 JeffBarcode
FanficEl "solo, solin, solito" y el más buscado del condado. Alguien que salve a Nodt. »Resumen adentro.