Capítulo 13

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Juro por lo más sagrado que jamás había querido tanto huir del peligro como hoy. No estaba sola, estaba con mi hermana y no solamente eso. Ver los ojos de camaleón a lo lejos, tan preocupado y desesperado por llegar hasta a mí fue lo que me ayudó a correr más rápido.

Quería tocarlo.

Quería sentirlo.

¿El estará bien?

¡Por Dios el auto explotó!

—¡Aleksei!—grito abriendo mis ojos e incorporándome en lo que parece ser la camilla de un hospital.

—Shh...—Me detienen unas manos.

Mi vista sigue un poco borrosa por la explosión y no puedo ver bien.

—Estoy aquí, Cielo.

Toco sus manos con mi ceguera y recorro todo hasta llegar a su rostro. Nariz respingona, barba perfecta, labios carnosos y sus largas pestañas, que protegen unos ojos que estoy segura que tienen un color azul intenso por lo que acaba de pasar.

Me tiro en su fuerte pecho y lo abrazo desesperadamente hasta sentir que me falta el aire.

—No me detuve—Le susurro con temor—Hice lo que me pediste.

—Cielo—Vuelve a abrazarme y me besa en los labios al mismo momento en que se separa como si mis labios lo quemaran.

—Es mi culpa.

—No, no es tu culpa.

—Quiere hacerme daño, y la única forma en que lo puede hacer es por medio de ti, te puse en peligro y no solamente a ti, también a tu hermana.

— ¿Dónde está Christy?

—Ella está bien, Luther está con ella, solamente recibió unas cuantas suturas en la ceja.

Parece que la única que se llevó todo el impacto fui yo, y es así como debe de ser, debo proteger a los míos.

—Quiero irme de aquí, no me gustan los hospitales.

—Hablaré con el médico—me dice alejándose de mí—Pero no creo que te deje ir hoy, acabas de sufrir un trauma muy grande.

He sufrido cosas peores, pero de ninguna manera quiero quedarme aquí.

—Por favor, no me importa si tengo que ir a golpear a alguien con mi ceguera, solamente quiero salir de aquí.

—Creo que el golpe en la cabeza no hizo efecto con tu insolencia—Se burla y eso me hace reír.

Escucho que cierra la puerta entonces salgo de la cama con mucho cuidado, pero fallo cuando quiero ponerme de pie. Mi pierna me duele mucho y no puedo sostener mi peso porque todavía me siento débil.

Regreso de nuevo en la cama cuando la puerta se vuelve a abrir.

—Soy yo—Escucho a Christy y de inmediato siento su abrazo—Tuve mucho miedo.

—Yo también—la abrazo.

—Eres la menor, por supuesto que debes tener miedo—Se burla—Yo soy la mayor, debí protegerte, empezando por llevar mi arma. Pero tú lucías como una profesional, lo tenías bajo control, eres igual a mi padre.

—No, no lo soy. ¿Estás bien?—Busco su rostro con mis manos y toco el vendaje de su ceja.

—Sí, no te preocupes.

La puerta se abre y escucho la voz del médico por lo bajo hablando con Aleksei.

—¿Sucede algo?

—Hola Elaine, soy el Dr. Chan. —Veo su silueta y de inmediato empieza a examinar mis ojos—Me dijo el señor Ivanović que quieres irte.

—Soy su novio—Corrige enfadado—Y sí, quiere irse y me temo que no será negociable su estadía aquí.

Me rio por lo controlador que puede ser hasta en estas circunstancias.

—Puedes irte—Se da por vencido y estoy segura que lo está fulminando con la mirada— pero no creo que pases una buena noche, acabas de sufrir un trauma y me temo que será una noche muy larga.

—No se preocupe doctor, seguramente no será tan mala como quedarme aquí.

El Dr. Chan terminó de examinarme, por supuesto en la presencia de Aleksei, porque éste como que no le agradaba que ningún médico se acercara demasiado a mí.

El doctor dijo que iba a recuperar mi vista en menos de veinticuatro horas, pero que debía guardar reposo y cuidar de mi pierna.

Cuando Dorian se dio cuenta de lo que había pasado, de inmediato corrió hasta el hospital, tranquilicé a mi amigo y por supuesto, no se apartó de mí, algo que Aleksei a regañadientes no protestó.

—Erwan, a la mansión—Le ordena Aleksei.

Busco el botón con mis manos y lo presiono de nuevo enseguida para cambiar sus planes.—Erwan—Dorian y Aleksei me ven—A mi casa, en la avenida Florida, algo me dice que ya sabes donde es.

No voy a ir a su mansión, que haya dicho que soy su novia para espantar al médico es una cosa. Pero que vaya directamente a su mansión para recordar lo que hizo conmigo, es otra muy, pero muy diferente que por supuesto no es negociable.

Dorian busca mi mano y la aprieta, estoy segura que falta poco para que Aleksei patee su culo fuera del auto.

—¿Tienes que estarla tocando siempre?

Lo sabía.

—Es mi mejor amiga.

—Es mi mujer.

Bueno, bueno. La mejor amiga de Dorian Donovan sí, pero que sea la mujer de Aleksei Ivanović de eso no estoy tan segura.

—Basta—Digo tranquila a punto de reírme—Lo único que van a ganar es que llegue a mi casa sola.

No vuelven a decir nada y como sé que mi tacto con Dorian lo está matando, suavemente me libero de su mano y froto un poco mi cabeza para calmar mi pequeño estrés.

Llegamos a mi casa. Esta vez Aleksei me ayuda a salir del auto y Dorian abre la puerta para mí.

Cuando escucho la respiración sorpresa de Aleksei rio para mis adentros, sí, yo también tengo estilo señor ojos de camaleón.

Me llevan hasta mi sofá y me hago un ovillo, siento la presencia de Realeza y rápidamente lo acurruco a mi lado. Mis dos hombres no dicen nada y eso solamente me dice que uno está viéndome confuso y otro inspeccionando todo el lugar.

—Ya pueden irse.

—No voy a irme a ningún lado—Dice la voz de Aleksei sentándose al lado mío y quitándome a Realeza del regazo, seguramente para acariciarlo él.

—Yo tampoco.

—De acuerdo.

Me levanto del sofá y cuatro pares de manos empiezan a luchar entre sí para ayudarme.

—Ustedes dos, pueden quedarse a luchar aquí—Les digo furiosa por lo ridículo que se están portando en estos momentos. Dorian sabe perfectamente que no es la primera vez que estoy en peligro, y Aleksei, bueno, la culpa le corroe.—Yo me iré a dormir a mi habitación.

No dicen nada y cómo puedo; llego a mi habitación y me meto bajo mis suaves sábanas.

Ivanović y Donovan solos.

Será interesante.

La Profesional  (Libro 2) (Ya en Físico y Audiolibro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora