Capítulo 26

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No puede ser, otra vez no. Por favor otra vez no.

Soy consciente de que alguien me carga hasta la bañera, no puedo moverme, pero un par de manos y brazos están desnudándome.

—¿Dorian?

No responde, de todas maneras ya estoy acostumbrada a que mi amigo me vea desnuda, por lo que ni siquiera hago el intento para impedirle que lave mi cuerpo de pies a cabeza.

—Por favor, no le digas nada a Aleksei si llama—musito con los ojos cerrados.

Cierra el grifo, seca el exceso de agua de mi cuerpo, me carga en brazos de nuevo y me mete a la cama. Cuando se queda por más tiempo sentado a mi lado, recuerdo que también Jesse estaba aquí, solamente espero que no esté tan ebrio como yo, aunque sigo sin entender cómo la mitad de una copa puede dejarme de esta manera.

—¿Dónde está, Jesse? —Pregunto con hilo de voz.

—¿Quién mierda es Jesse?

Escuchar esa voz hace que abra los ojos de par en par y me llevo las manos al rostro, al ver que no es Dorian, sino Aleksei.

—Yo...

—¿Con quién estabas aquí, Elaine? —Me gruñe a punto de estallar—¿Y porque te encontré casi desnuda y ebria?

Oh, mierda.

No, no, no.

—Dímelo—Cierra sus ojos—Dime que no es lo que estoy pensando.

—Puedo explicarlo, Aleksei.

—¡Explícame!—me grita poniéndose de pie y dando vueltas por toda la habitación.

—Yo puedo explicártelo, Aleksei—Dice Dorian entrando a la habitación. Me siento avergonzada por lo que pueda decirle.

—No es la primera vez que sucede esto—Empieza a decirle el muy traidor—La última vez que la encontré así, estuvo a punto de ahogarse en la bañera.

— ¿Qué?—Me ve y pide a gritos una explicación pero la verdad es que no puedo darle ninguna.

—Creo que tienes un problema con la bebida, nena.

—¡No!—Me levanto de la cama aferrándome a la sábana que cubre mi cuerpo—Solo fue una copa...Jesse vino y, te juro, les juro que solamente tomé la mitad de una copa.

—¡Mírate!—vuelve a gritar Aleksei—Estás temblando y ni siquiera tiene sentido lo que dices.

—Te lo juro—Empiezo a llorar—¡Se los juro por mi vida que no sé lo que está pasando!

—Necesitas ayuda, Elaine.

—¡Tú has dejado esas botellas aquí, Aleksei!—Lo acuso para defenderme—¿Qué pretendías que hiciera con ellas?

—¿De qué estás hablando?—me ve con el ceño fruncido—Yo no te he mandado nada, Elaine. Hasta yo mismo he dejado de tomarlas.

Oh, joder. No fue capaz. ¡No fue capaz!

La bilis se me revuelve y salgo corriendo al baño dejando caer la sábana.

—¡Elaine!—No sé quién de los dos grita, pero no puedo detenerme, empiezo a vomitarlo todo, pero lo extraño es que no estoy vomitando alcohol, es algo amargo y me duele cada vez que me pasa por la garganta.

—Elaine—Aleksei me ayuda a sostenerme mientras saco todo de mi sistema y mi cuerpo empieza a temblar, ni siquiera tengo frio, pero no puedo detenerme.—¡Joder! ¿Qué fue lo que bebiste?

—Oh, Dios—Es lo único que puedo decir al sentir de pronto un terrible dolor de cabeza y pinchazos de aguja en el estómago.

Escucho que tocan la puerta principal y Aleksei me ayuda a salir del baño, busca rápido ropa para mí y me viste ágilmente, no puedo hablar, ni siquiera puedo saber qué es lo que le pasa a mi cuerpo, pero no es normal.

La Profesional  (Libro 2) (Ya en Físico y Audiolibro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora