Capítulo 22

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Así pasó la siguiente semana. Ahora tenía una nueva orden de mi ojos de camaleón, solamente iba a cantar en el bar dos veces a la semana, las mismas que él iba, por supuesto que no era negociable.

Stoner cada día estaba más enfadado conmigo por estar cambiando sus planes, pero cuando miraba las noticias en los medios de la nueva pareja de la que todo el mundo estaba comentando, la misión seguía en pie y me lo recordaba a cada maldito segundo.

Solamente que no estaba buscando a un delincuente como me lo hizo saber desde un inicio de la operación. Ahora estaba buscando a un inocente, pero por supuesto. Stoner no lo sabía.

—¿Estás bien?—Pregunto tomando su mano. Después de nuestra cita con el Dr. Mitchells, mi madre y yo. Decidí que era momento de que lo conociera. Pero en estos momentos no estoy segura, no ha dicho ni una sola palabra.

—Sí.

—¿Por qué tengo la sensación de que nunca has hecho esto?

—Porque nunca lo he hecho.

—¿Conocer a la madre de tu novia?—Me burlo.

Me ve con represalia y asiente con la cabeza.

—Ella ha sido maravillosa—Admito—Lo que hizo ya quedó atrás, quiero que le des una oportunidad como lo hice yo, las terapias le han ayudado mucho.

—¿Te han ayudado a ti?

Lo veo sin vergüenza alguna de que sepa que voy a terapias, aunque según él es por mis fobias y por la relación que tengo con mi madre. Y no por todas las misiones que he tenido que me han provocado las peores pesadillas.

—Sí, el Dr. Mitchells es bueno en lo que hace.—A lo que me lleva a otra cosa—¿Has pensado en buscar ayuda?

—Explícate.

—Ya sabes... sobre tus pesadillas.

—No necesito buscar ayuda.

—Aleksei, me preocupa que vuelvas a tener otra pesadilla como la de la otra noche.

Suelta mi mano y hace que lo vea a la cara, ese tono de ojos no me gusta, no es mi intención ponerlo en esta situación pero tiene que ser consciente de que lo que le sucede no es normal.

—¿Me tienes miedo?

Eso hace que quite su mirada enseguida y vea hacia la ventana, ya casi llegamos a lo de mi madre, ya Christy y Luther deben de estar ahí. La mano de Aleksei en mi rostro hace que regrese a la realidad y lo vea.

—Responde.

Lo veo—No es a ti a quien temo, es a tu mente y lo que te lleve a hacer cuando estás teniendo una pesadilla.

Acaricia mi mejilla y se detiene en mis labios, los rodea con la yema de sus dedos y eso siempre me hace suspirar. Ese roce delicado e íntimo entre los dos.

—De acuerdo—Dice al fin—Buscaré ayuda.

Eso me hace tan feliz que me lanzo a sus brazos y lo abrazo fuerte.

—Iré a ver al Dr. Mitchells la otra semana.

Me aparto para verlo. ¿Quiere ver a mi terapeuta?

—Veo que hace bien su trabajo—continúa—Además tú confías en él, así que no veo el problema de ir con el mismo.

—Solamente espero que no lo amenaces de nuevo y seas tú quien lo interrogue a él, Aleksei.

Se ríe, sabe perfectamente que lo conozco lo suficiente para hacer hablar a mi terapeuta y no es que el Dr. Mitchells no sea bueno en ello, es que sabe demasiado o todo de mí.

La Profesional  (Libro 2) (Ya en Físico y Audiolibro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora