CAPÍTULO 22

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Londres.

Nuestro viaje a las Vegas era por la tarde. Literal, duraríamos más tiempo en el bus que en la propia ciudad —todo porque la grandiosa Leah, consiguió pasajes en bus, solo por malentender las palabras de Danna — ya que el viaje mínimo, duraría como cinco horas.

El viaje fue tedioso, llegamos en la noche a la parada del bus con tortícolis severas. Agradezco que el hotel en donde nos hospedaremos estaba cerca y somnolientos caminamos hasta el.

Al día siguiente dimos un paseo turístico por la ciudad, fue un poco aburrido puesto que la verdadera diversión era en la noche; pero, visitar tiendas fue lo mejor. El grupo se dividió en chicos y chicas. los hombres del equipo junto con Kanin, fueron a explorar lugares para ir en la noche; mientras que las chicas, se dispusieron a visitar los centros comerciales para perderse en cada local de ropas que veían.

Tiempo después nos fuimos a una discoteca que se encontraba dentro de un casino y sí... Jo Kwon, casi pierde todo su dinero en el poker menos Kanin, quien fue el único que ganaba en el blackjack hasta que se aburrió.

Había mucha gente bailando al ritmo de la música, las luces eran tenues pero acordes a las de un antro, todo era fluorescente... me acerque al bar para pedir los tragos que nos harían perder la conciencia sino lo hacíamos con precaución.

Se supone que no debo hacerlo, pero un poco no me haría daño.

Al menos eso dijo mi subconsciente.

Ofrecí las bebidas a mi grupo, los cuales bebieron como si fuera agua y pidieron otra ronda más.

Vaya grupo de alcohólicos que tenía.

No se tardaron mucho tiempo en hacernos llegar los vasos de shots con botellas de tequila, champagne, vodka... hasta dulces, gomitas, chupetas, palitos de azucar...

Definitivamente nadie recordaría esta noche...

Se que después de sentir ciertos mareos invite a Dugga, para ir bailar.

Es un tip que recomiendo, bailar o estar siempre activa para que el alcohol no se apodere del todo en ti.

Nos movíamos energéticamente al ritmo de la música, imitando las payasadas de la gente que hacían al bailar.

De reojo, percibí como Jo Kwon era alzado por los aires abriendo la botella de champagne y esparciendo el líquido como lluvia en todos en las discoteca. Todos lo alabaron como si fuese una especie de Dios, para venerar.

Mi cabeza daba vueltas, existía un ruido lejano que no me permitía escuchar con atención lo que me decía Danna, pero estaba llorando y yo le sostenía el cabello. Mis sentidos se agudizaron y pude ver como estábamos tiradas en el baño al lado de un retrete.

Danna con la cabeza metida en él, sacando todo el mal que tenía por dentro, mientras yo le sujetaba el cabello. Una Leah, en el tocador retocándose torpemente su maquillaje y yo... que ni sabía cómo había terminado aquí.

—¿Por qué soy taaan orgullosa? —suelta un hipo mientras se limpia la boca con el dorso de la mano.

—Intenta a hablar con él, Danna —comenta Leah, acercandose.

—No puedo, él es el que debería de acercarse, de dar el primer paso, no yooo.

Leah y yo nos quedamos impresionadas al ver a Danna llorar despechadamente. Nunca la habíamos visto así.

>>¡El estaba bailando con otra! —suelta otro hipo —. Es obvio que no quiere nada conmigo.

Vuelve a llorar arruinando su maquillaje que para este punto parecía más un mapache que un humano. Veo como otra arcada de vómito se aproxima y meto su cabeza en el retrete para no ser su objetivo.

Si los deseos fueran estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora